Madrid, Cataluña, Baleares, Valencia y Canarias. Sobre un mapa no son más allá de puntos geográficos; pero sobre el mapa que maneja el Plan Nacional sobre Drogas son las zonas calientes del mercado de drogas sintéticas, un circuito del que la Costa del Sol, de momento, se queda fuera. No se trata de que el consumo de estas sustancias no exista en la provincia, sólo es que la implantación de grupos delictivos organizados no es relevante. Así lo aseveró ayer en Marbella el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles.

Datos reveladores

Los datos del Observatorio Español sobre Drogas hablan por sí solos. El 6 por ciento de la población escolar (de 14 a 18 años) asegura que ha probado las pastillas y el 2,5 por ciento se declara consumidor habitual. Sólo la mitad considera peligroso su consumo moderado. Desde 1992 hasta ahora, se han detectado 140 fallecimientos con presencia de éxtasis, de los que 38 se debieron sólo a este consumo. Pese a ello, Robles asegura que este tipo de consumo está tocando techo tras su auge a principios de los años 90. En 2002, se decomisaron 1.432.000 pastillas en España.

Para ponerle freno e impulsar la cooperación en la UE, un centenar de expertos policiales, gubernamentales y de distintos organismos participa en Marbella en la Conferencia Europea sobre Producción, Tráfico y Consumo de Drogas de Síntesis. Analizarán hasta el jueves los proyectos europeos relacionados con estas sustancias.

Efectos nocivos

El consumo habitual de éxtasis pasa factura: daño cerebral irreversible, envejecimiento prematuro y trastornos de conducta. La cooperación internacional y el desarrollo de políticas de prevención e información son claves para dar respuesta a un fenómeno nuevo, «que está creciendo entre los jóvenes», añade Robles.

Apela a la labor disuasoria de las administraciones para prohibir grandes concentraciones con el éxtasis como reclamo. Aboga por ampliar las medidas de seguridad y sanitarias y «saber el perfil de las fiestas y para qué se convocan», añade. Holanda y Bélgica son los principales países europeos productores y consumidores de las drogas de síntesis, seguidos por Reino Unido, Alemania, Francia y España.