«The Lancet» publica en su último número un editorial en el que se insta al presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, a no retrasar la firma del Convenio para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud.

«Si George Bush no firma -comenta el editorial, titulado «Agentes de destrucción masiva encontrados en Estados Unidos»– el convenio se convertiría en otro ejemplo del peligroso aumento de excepcionalismo americano, en el que Estados Unidos se desmarca de la acción colectiva asegurando que las leyes internacionales sólo son aplicables en otros países».

«La evidencia de que los productos derivados del tabaco matan o incapacitan es incontrovertible…», se escribe en el editorial, que finaliza diciendo: «Acuérdate de la salud de tu gente, presidente Bush, y de la de los no americanos, y firma el documento sin más dilación», concluye.

La semana pasada, una carta dirigida a la directora general de la OMS, Gro Harlem Brundtland y a los funcionarios de Naciones Unidas detallaba cómo Estados Unidos podría interrumpir la firma de Convenio, pidiendo una cláusula que permitiera a los gobiernos eliminar del mismo todo aquello que consideren inaceptable.

El texto del Convenio Marco para el Control del Tabaco, acordado por 171 países a comienzos de marzo, se consideró por parte de la OMS como «un verdadero hito en la historia de la salud pública mundial». El texto aborda la aplicación de impuestos y tasas, la prevención y tratamiento del hábito de fumar, el contrabando, la publicidad, los patrocinios y la promoción y regulación del producto, y se espera que sea presentado ante la Asamblea de la OMS a finales de este mes para su aprobación.

Una vez aprobado, el Convenio se abrirá a la firma en el mes de junio a 16 estados miembros y el tratado se pondría en marcha en cuanto haya sido ratificado por 40 países.

Lancet 2003;361