Ofrecer unas condiciones higiénicas adecuadas para el consumo de drogas, reducir los riesgos que puedan surgir como consecuencia de una sobredosis, evitar el contagio de enfermedades como el sida o la hepatitis mediante el intercambio de jeringuillas e intentar potenciar el trasvase de los alrededor de 600 drogodependientes que hay en la actualidad en Bilbo hacia la red sociosanitaria.

Estos serían a grandes rasgos los objetivos que se quieren lograr mediante la puesta en marcha de la primera narcosala o sala de «consumo higiénico» de Euskal Herria que echará a andar este próximo verano en los locales que Médicos del Mundo tiene en la calle Bailén de la capital vizcaina. Retos sin duda alguna ambiciosos, que ponen de manifiesto la trascendencia tanto social como sanitaria que tienen proyectos como éste para el colectivo drogodependiente. La iniciativa, según destacan sus impulsores, viene avalada por experiencias similares en países como Alemania, Holanda o Suiza, donde los resultados logrados han sido sumamente positivos.

En este sentido, tal y como subraya Jose Julio Pardo, miembro de Médicos del Mundo y máximo responsable de este ambicioso proyecto, «una sala de consumo higiénico no es más que un espacio que se habilita para que los consumidores de drogas ilegales puedan pincharse, fumar o esnifar en unas condiciones higiénicas saludables, algo que no ocurre cuando lo hacen en la situación de semiclandestinidad y marginalidad a la que se ven abocados en este inicio de siglo XXI».

En definitiva, el objetivo de esta sala de «consumo higiénico» no es más que dignificar las condiciones de vida de un colectivo que se quiera o no existe. Y es que, como afirma Jose Julio Pardo, habría que preguntarse si no es mejor que se pinchen en un lugar que reúne todas las medidas higiénicas necesarias a que lo hagan en cualquier portal o esquina. A todo esto, habría que añadirle la importancia de tener contacto directo con los drogodependientes, ya que esta relación facilita la labor de seguimiento o de derivación de los consumidores de drogas hacia centros de salud y de rehabilitación.

No obstante, Pardo matiza que «el fin nuestro no es lograr que se rehabiliten. Si se consigue fenomenal, pero éste no es nuestro objetivo. Para eso, ya existen otros centros».

Sea como fuere, Médicos del Mundo pretende habilitar un local de 180 metros cuadrados que estará dividido en diferentes estancias. Por una parte, dispondrá de una sala de recepción, donde los consumidores esperarán su turno para acceder a la sala de inyección. Al mismo tiempo, se quiere preparar otro espacio en el que los usuarios del centro puedan fumar y esnifar la droga que lleven consigo. De cualquier forma, según señalan los responsables del proyecto, «creemos que muy pocos vendrán aquí a fumar o a esnifar. Por eso, nos estamos planteando la posibilidad de habilitar esta sala para que los drogodependientes puedan entablar relación con sus familiares». No en vano, y aunque la gran mayoría de ellos residan en la calle, son personas con padres, madres, mujeres e hijos, si bien muy pocos logran mantener ese nexo familiar, una situación que se quiere paliar con la puesta en marcha de un lugar dentro del centro donde puedan reencontrarse con sus familiares más directos. Por último, y para evitar los problemas que puedan surgir como consecuencia de una sobredosis, la sala de inyección estará conectada con una enfermería, donde se atenderán todos los imprevistos.

Los usuarios de la sala de «consumo higiénico» de la calle Bailén tendrán que respetar una serie de normas básicas de funcionamiento. No se les permitirá la entrada con ningún arma blanca ni de fuego, al tiempo que estará prohibido que se inyecten la droga en determinadas zonas del cuerpo como pueden ser el cuello, el pecho o los genitales.

Tal y como se puede contemplar, y pese a algunas reticencias surgidas entre los colectivos vecinales de la zona, ésta no es más que una iniciativa que responde a una necesidad tanto social como sanitaria, ya que lo único que se busca es dignificar la vida de una serie de personas que por un motivo u otro han caído en la drogadicción.

En este sentido, es de subrayar que este tipo de iniciativas suelen estar enmarcadas dentro de programas de reducción de daños y riesgos. De experiencias en otros países europeos se constata que los delitos y el tráfico de estupefacientes disminuyen de forma considerable alrededor de los centros de ayuda a los drogodependientes. «De lo que he podido contemplar durante mi estancia en Suiza, modelo que vamos a intentar extrapolar aquí, los usuarios se cuidan mucho de no depositar jeringuillas en la calle o de no trapichear en la zona», señala Jose Julio Pardo.

Lutxi Iza, coordinadora del Centro Hontza y gran conocedora de las situaciones a las que tienen que enfrentarse los drogadictos en su vida cotidiana, considera que «la apertura de un espacio como éste es sumamente positivo, ya que permite que los toxicómanos puedan consumir bajo supervisión médica, algo que posibilita que en caso de que haya una sobredosis se les pueda atender de una forma inmediata».

De su relación diaria con los drogodependientes, ha constatado la buena acogida que ha tenido esta iniciativa entre los alrededor de 600 toxicómanos que se estima viven actualmente en la capital vizcaina.

«Ha sido una noticia que la han recibido muy positivamente, porque les es favorable en todos los sentidos. No sólamente es el hecho de que se vayan a poder pinchar en un lugar acondicionado al efecto, sino que que van a contar con un centro en donde se les va a atender en toda su integridad. Para ellos, supone una seguridad el saber que se están pinchando con un control médico», afirma.

En definitiva, para que proyectos como éste se extiendan a otras localidades de Euskal Herria es necesario lograr una mayor concienciación social respecto a las ventajas que ofrece una sala de «consumo higiénico» de drogas. «La gente se tiene que percatar de que estos centros no se abren porque sí, sino porque son un bien para todos», sentencia Lutxi Iza. –

varon de mas de treinta años con diez años de adiccion a la heroina

Según datos que maneja la Secretaría de Drogodependencias del Gobierno de Lakua, el perfil del potencial usuario de la narcosala o sala de «consumo higiénico» que se abrirá próximamente en la sede que Médicos del Mundo posee en la calle Bailén de Bilbo, responde mayoritariamente a un varón de más de treinta años con más de diez de adicción a la heroína. La gran mayoría de ellos, duerme en la calle, ejerce la mendicidad o la prostitución y no recibe ningún tipo de asistencia social ni sanitaria. Además de ello, en muchos casos padecen enfermedades como el sida o la hepatitis.

La encuesta para realizar este perfil psicosocial de los toxicómanos se efectuó en el mes de diciembre de 2002. Para ello, los responsables de Lakua consultaron a alrededor de treinta asociaciones que trabajan con personas con problemas de drogadicción.

Lo dicho, nos encontraríamos ante un hombre que supera los treinta años de edad y que lleva más de diez enganchado a la droga. A todo ello, habría que añadirle el bajo nivel de cualificación que acredita, al tiempo que carece de experiencia laboral alguna. Normalmente, combina el consumo de heroina con el de cannabis, cocaína y alcohol. El 57,9% de ellos, opta por inyectarse la droga, mientras que el 33,6% la fuma o esnifa. En lo que respecta al lugar de consumo, el 65,4% lo hace en algún sitio público, el 20,3% en uno privado, y el 12% restante en uno público o privado indistintamente.

Lo que más llama la atención es el hecho de que el 70% de los encuestados haya participado en algún programa de desintoxicación, programa que en su gran mayoría lo han abandonado, unos por voluntad propia, otros por recaída o expulsión y el resto por inadaptación al centro en el que se desarrollaba la desintoxicación.

Sin embargo, el dato más esperanzador es el relativo al intercambio de jeringuillas, ya que se aprecia un claro posicionamiento a favor de este tipo de programas, una situación, que según los responsables del Gobierno de Lakua, se debe al éxito de todas las campañas de sensibilización que se han llevado a cabo en este terreno.