La directora del Centre de Salut Mental Infantil i Juvenil (CSMIJ) de Tarragona, Adela Masana, explica que la situación ha cambiado radicalmente respecto a cinco años atrás: «Cada vez más los pacientes comentan en la consulta cuestiones relacionadas con el uso que hacen de internet, sobre todo de los chats, los teléfonos móviles o los videojuegos, que son vehículos a través de los cuales se manifiestan patologías relacionadas con la conducta, por ejemplo».

Debido al aumento de consultas psiquiátricas en las que aparece como elemento de preocupación alguna nueva tecnología, los especialistas han tenido que adaptar sus enfoques terapéuticos a la nueva realidad, aunque todo es muy nuevo, incluso para ellos. Dice Masana que «hay un debate profesional sobre las bondades o los peligros de las tecnologías. ¿Es bueno que un niño con dificultades para comunicarse utilice constantemente los chats de internet para contactar con otros niños? Estas son preguntas que salen en el día a día de la consulta y que hay que estudiar en cada caso».

La directora del centro advierte que son pocos los casos que pueden llegar a definirse como patológicos debido a una alta adicción, pero no descarta que en un futuro próximo estos casos dejen de ser tan incipientes. Masana matiza que los más pequeños se ven influenciados por los videojuegos, mientras que los adolescentes fijan más su atención en el mundo de internet.

Casos nuevos: 533

La responsable de atención infantil y juvenil del Grup Pere Mata, Pilar Casaus, indica que la actividad del CSMIJ aumenta de año en año y que aún no se ha llegado a la estabilidad, aunque el motivo «no es que crezca espectacularmente el número de niños y adolescentes afectados por patologías mentales sino que cada vez hay una detección más precoz en la atención primaria, la pediatría o incluso en la escuela, y también se vence, muy poco a poco, el miedo a acudir a un centro como este».

En 2002, el centro registró 533 casos nuevos. De ellos, 305 eran niños y 228 eran niñas. Adela Masana apunta una cifra significativa que demuestra el incremento de la actividad: en 1999 se vieron 441 casos nuevos, casi cien menos que en 2002. «Padres y niños creen que hay que acudir a un centro así sólo cuando se está grave; hay que cambiar esa idea», dice Casaus.