El campamento está situado en la localidad de Boltenhagen, al norte de Alemania, en una de las zonas costeras más bellas del mar Báltico. El paisaje comporta un fuerte contraste con las habitaciones de los jóvenes durante el resto del año, iluminadas por la pantalla del ordenador. Los chicos que participan en el campamento son animados a pasar el máximo tiempo posible al aire libre, ya que el tiempo disponible para navegar por la red se limita a 30 minutos diarios.

Muchos de los niños asistentes se confesaron adictos a Internet y los videojuegos, llegando a invertir más de seis horas diarias con el fin de huir del aburrimiento. Se trata del primer campamento de este tipo destinado a niños que pasan más tiempo del común ante el ordenador, y es ahí donde se les inculcan otras actividades como la lectura y el ejercicio. Como la adicción a los ordenadores no está reconocida oficialmente como un desorden clínico, se trata de un tabú para una buena parte de los padres, tal y como explica Simone Trautsch, psicóloga del campamento. “Muchos padres no hablan acerca de este problema, no saben qué pueden hacer como madre o padre para ayudar a sus hijos”, reveló.

Durante la estancia, los monitores llevan a los niños a la playa cada día, donde nadan o practican el aeróbic. El ejercicio es acompañado también de una dieta sana y variada. Según los organizadores, los niños que pasan mucho tiempo ante el ordenador tienden a comer mal y no se mueven de su sitio a menudo. Al final del periodo de vacaciones, los niños asistentes revelaron que se sentían mucho más felices y que a buen seguro reducirían en gran medida el tiempo que pasaban ante la pantalla.