Las nuevas adicciones de los jóvenes van del hachís a las drogas de diseño, pasando por los móviles (chats y mensajes), Internet y los transtornos de la alimentación. El programa terapeútico de Proyecto Joven está pensado como un recurso que logre atajar ese nivel negativo de deterioro que produce la adicción para rehabilitar al joven dentro de su entorno familiar, educativo y de relaciones sociales

La evidencia de que la sociedad actual no es igual a la de hace apenas una década se hace patente cuando se observan las nuevas adicciones que absorben a los jóvenes. Y no sólo a los adolescentes quinceañeros sino que atacan a niños desde los doce años.

El clásico porro de juventud comienza hoy día a probarse a esas edades tempranas, pero el tipo de adicciones no acaba en las sustancias artificiales como el hachís o las drogas de diseño, como generalmente se piensa, sino que hay una larga galería de enganches (chat y mensajes de móviles, Internet, bulimia o anorexia) por los que los más jóvenes, llegados a un extremo, necesitan ayuda médica para evitar el deterioro físico y psíquico al que se someten.

El centro Proyecto Hombre de rehabilitación de drogodependientes, que en Jerez tiene su sede en la calle Lealas, tiene diferentes programas de tratamiento de adicciones. Un programa base para heroinómanos, otro para cocainómanos y otro, Proyecto Joven, dedicado a rehabilitar a los más jóvenes de las adicciones en las que puedan caer.

Proyecto Joven enfatiza en la relación del paciente con la familia, ya que existe en estos casos mucho deterioro en las relaciones familiares, y en el ámbito académico, que es donde se encuentran la mayoría de jóvenes que atienden.

En una entrevista concedida a este medio por el director de Proyecto Hombre de la provincia, Luis Bononato afirmó la importancia de separar Proyecto Hombre, programa base (politoxicómanos), con el programa de Proyecto Joven, ya que en el segundo “el trabajo con la familia es mucho más intenso porque pensamos que es un momento en el que la familia tiene mucho que hacer y mucha responsabilidad que asumir en lo que es el proceso de desintoxicación, deshabituación y rehabilitación”.

Además, otra de las diferencias estriba, según el director, en el género, ya que “en el programa de jóvenes se trabaja con muchas más mujeres que en el programa tradicional. Lo que indica que la mujer cada vez está accediendo más a las adicciones y lo hace antes”, añadiendo que “es algo paralelo a la nueva sociedad en la que la mujer está accediendo a muchos ámbitos tan positivos como los laborales, sociales o educacionales”.

Este recurso adaptado para el perfil de los jóvenes, que comenzó en 1997, cuenta con unos 19 pacientes actualmente, cifra que se ha triplicado en relación con 2002 y da muestra de toda la gama de nuevas adicciones juveniles.

En cuanto a la duración del programa, Bononato señaló que “suelen estar entre 12 y 16 meses, más de un año y medio intentamos que no estén, aunque estamos abiertos a individualizar los casos”, dijo.

Por su parte, en referencia al índice de retención, es decir el número de personas que se mantienen en tratamiento, Bononato habló de un 70% de los pacientes, mientras que respecto al número de personas que dejan el tratamiento y se mantienen abstinentes no hay aún datos de estudios, aunque en líneas generales “la realidad invita al optimismo, aunque todo depende del apoyo familiar posterior y de la voluntad de no entrar en la espiral donde se había metido el paciente”, apuntó. El dato más significativo de esta cuestión que mostró Bononato fue que “el 70% de las personas que entran en el programa lo mantienen y lo terminan con éxito”.

La iniciativa a la hora de entrar en el programa parte, según el director del centro, de los propios adictos ya que, “la mayoría de las veces son personas de un nivel educativo y clase social media alta”. Aunque apuntó que “es cierto que a edades tempranas son los padres los que obligan a sus hijos a asistir al programa”.

En cuanto a las conclusiones del director de Proyecto Hombre de Cádiz sobre por qué los jóvenes, cada vez más, sienten los impulsos de caer en el mundo de las adicciones, Bononato comentó que “hay una cuestión que es la edad de inicio del consumo, que cada vez es más temprana, ya que es mayor la presión con el tema del alcohol y el tabaco, por ejemplo todavía hay conexiones entre eventos deportivos y drogas como el alcohol y el tabaco lo que puede hacer que el joven no llegue a discernir entre lo que es perjudicial para él y lo que no”. Por otro lado también hizo hincapié en el tema de las nuevas tecnologías que, según él, también ejercen mucha presión. “Ante una situación personal negativa y ante la posibilidad de poder acceder a tantos estímulos como se tienen hoy día, existe una mayor facilidad para caer en adicciones a edades tan precoces”, matizó.

La familia es decisiva para la rehabilitación de los jóvenes

La importancia de la familia en la terapia de rehabilitación del programa joven de Proyecto Hombre es una de las claves fundamentales para el éxito del mismo. Según comentó el director de Proyecto Hombre de Cádiz, “los padres tienden a que sean los educadores los que impongan la autoridad a los hijos, pero tienen que ser ellos los que la ejerzan”, dijo. Además, es importante que los padres atiendan las necesidades de sus hijos, ya que “el hecho de que los dos padres estén trabajando es un factor de riesgo que hay que suplir en el tiempo libre de la pareja para atender al hijo”, según comentó. El programa ayuda a que la familia sea capaz de cambiar en el joven su identificación de los roles familiares, retomar la autoridad paterna perdida y, por supuesto, la resolución de conflictos sin miedo al enfrentamiento todo ello apoyado en un diálogo fluido.