La compra compulsiva será reconocida pronto como enfermedad psíquica e introducida en un manual psiquiátrico en Gran Bretaña, con lo que los shopaholics o comprahólicos podrían ser tratados médicamente, según informó el periódico británico The Sunday Times. Un grupo de médicos está trabajando en la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los disturbios mentales, en el que se planea incluir la adicción a las compras entre las patologías diagnosticables y curables.

Según el diario, el número de personas que aplaca sus frustraciones o depresiones comprando es cada vez mayor, por lo que los expertos están a favor de considerar la fiebre compradora como una enfermedad. Se trata claramente de una perturbación, y reconocerla como tal sólo puede tener beneficios, declaró al diario inglés Helga Dittmar, psicóloga y experta en comportamiento de la Universidad de Sussex.

En tanto, en Estados Unidos, el profesor Lorrin Koran, docente de psiquiatría en la Universidad de Stanford y especialista en conductas compulsivas, acaba de experimentar con una píldora que reduce el impulso de la compra. La droga, llamada escitalopram, está aprobada en Estados Unidos para el tratamiento de la depresión, y al igual que otros antidepresivos como la fluoxetina o la paroxetina, incide en los niveles de serotonina en el cerebro, haciendo sentir al paciente satisfecho.

De los 24 pacientes que estudiamos, 15 dejaron de comprar compulsivamente y refirieron no tener más urgencias de salir de shopping ni pensamientos sobre qué comprar. El efecto se logró a dos semanas de comenzar a tomar el medicamento, explicó a El Mercurio el doctor Koran.

Celebridades como Elton John, Michael Jackson y la ex Spice Girl Victoria Beckham – esposa del futbolista David Beckham- tienen fama de sufrir esta inclinación compulsiva. Sin embargo, a diferencia de estos famosos, que se pueden dar el gusto de gastar varios miles de dólares en pocas horas, muchos adictos anónimos a las compras están endeudados hasta el tuétano.

Cultura de mall

En Chile la compulsión por gastar cuantiosas sumas en bienes innecesarios también va en franco aumento, según afirma el psiquiatra León Cohen, quien describe el problema como una conducta irrefrenable, vinculada habitualmente a una patología obsesiva, o a un cuadro hipomaníaco en individuos con síntomas depresivos. También ocurre en pacientes con bulimia, que así como comen en forma compulsiva, tragan también personas u objetos.

El comprador compulsivo se ve compelido a comprar, buscando el placer de poseer el objeto, y en ese impulso pueden gastarse varios cientos de miles de pesos en una tarde. Esto puede representarle incluso un sufrimiento, una angustia porque sabe que no necesita lo que compra o porque no tiene el dinero, pero no puede evitarlo. Y una vez poseído el objeto, pierde el interés en él, lo olvida o lo regala, aclara el siquiatra.

El fenómeno aumenta en Chile, como en el resto del mundo, en la medida en que hay más cuadros depresivos y que se dan condiciones culturales para satisfacer por el lado del consumo carencias de otro orden. Hoy los malls constituyen lugares en que el ciudadano no sólo compra, sino también se reúne, come, ocupa el tiempo y mantiene la relación con los hijos o la pareja; es una pequeña ciudad en la que se hace más factible que aparezca el síntoma, agrega el especialista.

Comprar provoca de por sí una sensación placentera. Y si a ello se suma el fenómeno de que nunca como en los últimos 20 años se contó con tanto dinero y tanto estímulo para comprar – día del niño, de la madre, del padre, etc., que generan compromisos morales- , es lógico que el síntoma de la compra adictiva se potencie y se multiplique.

No sólo mujeres

Entre los signos que permiten detectar este problema están el gastar sumas excesivas, comprando objetos para sí mismo o para otro en forma exagerada, irracional, perturbadora, en períodos en que la persona está deprimida o apagada emocionalmente o en etapas en las que busca complacer a un tercero.

Se estima que son las mujeres las que sufren este problema con mayor frecuencia, aunque el doctor Cohen es escéptico ante las estadísticas. Yo diría que hoy son ellas las que están elaborando una cultura de la prudencia en el gasto, mientras los hombres estamos comprando compulsivamente «juguetes», como computadores, autos o equipos electrónicos sofisticados, que además hay que renovar muy rápido aunque sea por una cuestión cosmética. Los hombres lo confiesan menos y lo racionalizan justificando la compra como una «necesidad» para la casa, aclara el psiquiatra.

Cifra

Se estima que entre el dos y el diez por ciento de los adultos sufre síntomas de compraholismo.