Mientras la mayoría de nosotros pensaba que el país estaba tratando de frenar el fumar, y los rapaces hábitos de las compañías tabacaleras, resulta que la industria ha estado subrepticiamente haciendo cigarrillos más adictivos.

Evidencia de lo que parece ser un creciente y desesperado esfuerzo para enganchar nuevos jóvenes fumadores y prevenir el abandono del hábito a los más viejos, ha sido descubierto por una ley de Massachusetts que obliga a las tabacaleras a reportar los resultados de pruebas mostrando cuanta nicotina es inhalada por un fumador típico de las diferentes marcas.

Esta semana, el Departamento de Salud Pública de Massachusetts ha revelado que desde 1998 al 2004, mientras eran montadas campañas de salud pública para frenar el fumar, los manufactureros aumentaron la cantidad de nicotina adictiva dirigida al fumador promedio en un 10%. De 179 marcas de cigarrillos evaluadas en 2004, la increíble cantidad de 166 marcas cayeron en los niveles más altos de las categorías de nicotina del estado, incluyendo 59 marcas que los manufactureros habían etiquetado como “ligeros” (Light) y 14 descritos como “ultra ligeros”. Las tres marcas más populares entre los jóvenes—Marlboro, Newport y Camel— todas contenían más y más nicotina conforme pasaban los años. Se encontró que casi todas las marcas contenían dosis de nicotina lo suficientemente altas para causar dependencia profunda.

Esta tendencia había escapado el escrutinio de las pruebas estándares del gobierno porque las máquinas de pruebas usadas por éste no simulan con fidelidad el fumar en la vida real. Un manufacturero, por ejemplo, puede diseñar un cigarrillo que registre niveles bajos de nicotina en la máquina de pruebas con simplemente poner pequeños orificios de en el filtro que diluyan el humo. Pero en la vida real el fumador a menudo cubrirá los hoyuelos con sus labios o dedos, inhalando por lo tanto una dosis mayor de nicotina. Cuando Massachusetts requirió a los manufactureros que usaran lo que consideraban un método más realista, la nicotina registrada fue más del doble de la encontrada con la prueba estándar. El método de Massachusetts puede que no sea perfecto, pero es mucho más preciso que la prueba tradicional, la cual casi todos los expertos independientes consideran deficiente.

Es apabullante descubrir cuan fácil esta industria pícara pudo aumentar el consumo público de nicotina sin que nadie supiera hasta que Massachusetts la desenmascaró. El reporte de Massachusetts confirma las conclusiones de un juez federal en Washington quien concluyó recientemente que las compañías tabacaleras han diseñado cigarrillos que producen niveles de nicotina lo suficientemente bajos para pasar la prueba estándar al tiempo que producen suficiente nicotina para crear y sostener la adicción. Es tiempo ya que el Congreso ponga a esta dañina y embustera industria bajo control regulador federal. Si estas compañías debieran justificar ante la Administración de Comidas y Drogas por qué se les debe permitir el aumento de nicotina inhalado por los fumadores, apostamos a que ni siquiera intentarían.