«El abundante suministro de heroína afgana puede resultar dramático en el aumento de la pureza de la heroína en la calle», aseguró el director ejecutivo de la ONUDD, el italiano Antonio Maria Costa en un comunicado emitido hoy en Viena.

Costa agregó que «es probable que esto impulse un incremento sustancial en el número de muertes por sobredosis debido a que los toxicómanos no están acostumbrados a inyectarse dosis con una concentración tan alta de droga».

Por ello el alto funcionario de la ONU aseguró que las autoridades sanitarias deben estar preparadas ante un «aumento significativo en el número de muertes por sobredosis», para lo que ha remitido una carta a cerca de 90 ministros de Salud esta semana.

Costa indica en esa misiva que la experiencia pasada mostró que un aumento brusco en el suministro de heroína condujo a un aumento en la pureza final de la droga y no a una bajada del precio de la sustancia en el mercado ilegal.

Debido a esta situación el director de la ONUDD alienta a las autoridades sanitarias locales y los centros de desintoxicación a adoptar medidas para evitar riesgos y alertar a los consumidores del peligro que supone las altas concentraciones de droga pura en la heroína.

Los últimos datos sobre los niveles de consumo de opiaceos en poder de la ONUDD recogen que entre adultos de entre 15 y 64 años, el nivel de prevalencia es del 0,6 por ciento en España, mientras que Rusia, que lidera el consumo en el Continente, se alcanza el dos por ciento, seguido por el 1,2 por ciento en el Reino Unido.

En América Latina el nivel de consumo de derivados de la adormidera es muy bajo salvo en Brasil, con una tasa de prevalencia del 0,6 por ciento, y El Salvador, con el 0,4 por ciento, según los datos del informe mundial de 2006 de la ONUDD.

Afganistán actualmente produce el 92 por ciento del opio mundial, que acaba en forma de heroína en las calles de Europa, Rusia y Estados Unidos, los mayores consumidores en términos absolutos de esta sustancia.

El cultivo de adormidera aumentó en 2006 hasta las 165.000 hectáreas en todo el país centro-asiático, un 49 por ciento más que en 2005, y la cosecha alcanzó las 6.100 toneladas.