La delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, presentó esta mañana el curso de formación on line en drogodependencias para médicos de sanidad penitenciaria y la guía de actuación para profesionales y ONG que trabajan en prisiones, dos iniciativas incluidas en del protocolo marco de colaboración firmado en 2005 entre el Ministerio de Sanidad y Consumo y el Ministerio de Interior para mejorar la asistencia al recluso drogodependiente.

La delegada, quien estuvo acompañada en este acto por la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, destacó que el objetivo de la guía y el curso es lograr que más de 2.500 profesionales que trabajan en prisión –sólo médicos en el caso del curso y también ONG con la guía– actualicen sus conocimientos para ‘garantizar la atención integral a los internos con problemas de drogas’, como se recoge en el Plan de Acción 2005-2008.
El curso de formación on line, que llegará a unos 500 médicos de prisiones, consta de 2 CD-ROM y sus materiales que han sido diseñados por la Fundación de Ayuda a la Drogadicción y la Fundación Ciencias de la Salud para dotar a los médicos de habilidades en su relación con el paciente para el manejo de las drogodependencias en el ámbito penitenciario, mediante el entrenamiento con diferentes entrevistas que representan modelos reales de la práctica profesional.

La segunda iniciativa es el manual ‘Actuar es posible: intervención sobre drogas en centros penitenciarios’, dirigido a profesionales y ONG que trabajan en prisiones. Sus materiales, incluidos también en un CD, han sido elaborados por la Fundación Atenea-Grupo Interdisciplinar de Drogodependencias (GID) y buscan sensibilizar a quienes trabajan con población reclusa sobre la importancia de prestar una especial atención a las drogodependencias.

LAS CARCELES, ‘BUEN AMBITO’ PARA ‘DESENGANCHARSE’.

Para Moya, las cárceles españolas son ‘un buen ámbito’ para que los delincuentes, quienes ingresan en prisión como consumidores de cocaína en el 50% de los casos y de heroína en el 40%, apuesten por ‘desengancharse’ de este mal hábito a través de los tratamientos sustitutivos que se les administra y a los que está previsto que Sanidad ‘dé continuidad’ durante el período 2007-2008.

Así se desprende, según la delegada, de los datos de la Encuesta a Población Penitenciaria 2006 realizada este año a 5.000 reos que, según la delegada del Gobierno, demuestra que las prisiones ‘no contribuyen de forma significativa a la extensión del consumo de drogas, puesto que los internos consumen en menor proporción y con menor frecuencia dentro del centro que fuera de él’.

Además, los encuestados reconocen que una vez en prisión, un 30,5% de los reclusos (unos 19.000) participaron al menos una vez en tratamiento de drogodependencias y la mayoría de ellos (15.500) valoran de forma positiva la atención recibida. Asimismo, un 21% (12.800 reos) siguen tratamiento en la actualidad.

‘Estos datos demuestran el importante papel de las prisiones en el abordaje de las drogodependencias’, destacó la delegada, que también resaltó el esfuerzo realizado por las instituciones penitenciarias para ‘implantar paulatinamente’ los tratamientos por adicción a drogas a los internos, especialmente en lo que se refiere a los tratamientos sustitutivos con metadona.

Según los últimos datos de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias –en los que no se cuentan los centros de Cataluña–, en los últimos 10 años los tratamientos con metadona ‘se han multiplicado prácticamente por 10 y se han duplicado los tratamientos por adicción a otras drogas de presos modulares’.