ILSE , J. Y OTROS

Cocaine and crack use and dependence in Europe
–expert s view on an increasing public health
problem. Addiction Research and Theory, vol. 14,
n.º 5, págs. 437-452, 2006.

A pesar de que cada vez más países llevan a
cabo encuestas periódicas sobre el consumo
de drogas y que cada vez existe más información
sobre las tendencias de consumo de
cocaína y crack entre la población europea,
los datos disponibles todavía son limitados.
Ante la falta de evidencias empíricas y, sobre
todo, frente al aumento registrado en Europa
en lo que se refiere al consumo de cocaína
–y, en menor medida, del crack– en la última
década, la Comisión Europea financió a
principios de 2002 un ambicioso proyecto de
investigación con el objeto de recoger información
sobre una serie de aspectos específicos
relacionados con el consumo de cocaína
en Europa. El estudio se llevó a cabo en nueve
de las ciudades más grandes de Europa
(Barcelona, Budapest, Dublín, Estocolmo,
Hamburgo, Londres, Roma, Viena y Zurich) y
fue abordado en tres fases bajo tres perspectivas
diferentes: la de los consumidores, la de
las autoridades locales y, por último, la de los
expertos. Dado que los resultados obtenidos
en las dos primeras fases se publicaron ya
en su momento, sólo quedaba por analizar
el punto de vista de los expertos. El artículo
reseñado se refiere, precisamente, a los resultados
obtenidos en esta última fase.
En esta parte de la investigación fueron
entrevistados un total de seis profesionales
pertenecientes a instituciones de diferente
naturaleza en cada una de las nueve ciudades
estudiadas. Se utilizó para ello una entrevista
estructurada en la que se les preguntaba por
cuatro temas fundamentales: la prevalencia de
consumo de cocaína y crack, los problemas
específicos de sus consumidores, los servicios
de tratamiento existentes para ellos y, por
último, sus propuestas de cara a la mejora de
la atención prestada. La información que se les
pedía se centraba a su vez en tres subgrupos
de consumidores específicos: las personas en
tratamiento por su adicción a los opiáceos,
con la cocaína como segunda droga de abuso;
aquellas pertenecientes a grupos marginados
socialmente que consumen cocaína como
droga principal; y los grupos de consumidores
de esta sustancias en contextos recreativos.
En cuanto a la primera de las cuestiones
analizadas, todos los expertos consultados
coinciden en señalar la tendencia hacia un
consumo creciente de cocaína y crack en los
últimos cinco años. Esta tendencia se confirma
incluso en los casos de Estocolmo y
Budapest, ciudades donde el consumo de esta
sustancia se ha mantenido hasta la fecha en
cotas relativamente bajas. Al margen de esta
tendencia común, las prevalencias estimadas
para cada ciudad ponen de manifiesto diferencias
muy llamativas –y quizás no del todo
precisas– entre unos y otros emplazamientos,
con variaciones desde el 7,8% en Barcelona al
0,1% en Roma o Hamburgo. También se registran
diferencias muy importantes en lo que se
refiere a la proporción de consumidores de
cocaína y crack en tratamiento. En este caso,
las tasas varían desde el 30%-80% señalado
para Londres hasta el 1-10% de Budapest,
para mantenerse en el resto de ciudades en
torno al 20%. En cuanto a la tasa de consumo
estimada en grupos de personas socialmente
marginadas, los datos proporcionados indican
también que se sitúa entre el 1-15% de
Budapest y el 80-90% de Zurich. Por último,
sólo se ofrecen datos relativos a dos ciudades
en el caso del subgrupo de consumidores de
cocaína en entornos recreativos: Zurich, con
una prevalencia situada entre el 20-30% y
Hamburgo, con una tasa ubicada por encima
del 50%.

Más unanimidad hubo respecto a la percepción
de los profesionales acerca de los
problemas específicos de salud y bienestar
social más frecuentes. En esta cuestión,
todos sin excepción convinieron en señalar –
algo muy poco novedoso, por otra parte– que
quienes presentan unas condiciones de salud
más deterioradas son, sobre todo, los consumidores
de cocaína inyectada y los fumadores
compulsivos de crack. En términos generales,
se señala también que, frente a los consumidores
de otras sustancias, como por ejemplo
la heroína, los consumidores de cocaína y
crack suelen mostrar comportamientos más
violentos, una menor percepción acerca de
su problema y una motivación respecto al
tratamiento más baja.

Las aportaciones de los expertos acerca
de los servicios de tratamiento existentes
para los consumidores de cocaína y crack en
cada una de las ciudades analizadas señalan,
nuevamente, la existencia de diferencias
significativas en cuanto a los programas de
prevención y rehabilitación desarrollados. En
este ámbito, destacan Londres, Hamburgo
y Zurich, por ser, a tenor de las respuestas
recogidas, las que proporcionan una aproximación
más comprehensiva a este problema,
al cubrir tanto las áreas de prevención y
rehabilitación como la reducción de daños. Por
su parte, en Barcelona y Roma los expertos
sólo constatan la existencia de los programas
clásicos, basados fundamentalmente en los
tratamientos farmacológicos y la psicoterapia.
En el otro extremo, se encuentran Budapest
y Estocolmo, ciudades ambas donde la prevalencia
de consumo de cocaína y crack es
mínima, y en las que los consumidores problemáticos
son tratados en centros psiquiátricos
o psicoterapéuticos. Ante este panorama, los
expertos denuncian que el alcance actual de
los servicios proporcionados es, en términos
generales, insuficiente para ofrecer una respuesta
adecuada al problema de la cocaína y
el crack. En este sentido, sugieren ampliar el
alcance de los programas de prevención –los
que hay, muchas veces, juegan un papel marginal–
y dotar de más medios a la investigación
en el ámbito de la rehabilitación. En cuanto a
la reducción de daños, abogan por extender
este enfoque no sólo a los consumidores más
problemáticos –por ejemplo, a través de salas
de consumo higiénico–, sino también a los
que hacen un uso menos frecuente por medio
de campañas de información sobre consumo
seguro en zonas recreativas.


BIBLIOGRAFÍA

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