Disminuye la percepción del riesgo de los tranquilizantes, según el último informe de Sanidad, pero no las urgencias hospitalarias por estas sustancias que combinadas con alcohol o cocaína son una bomba de relojería en el organismo.

El último informe del Ministerio de Sanidad sigue ubicando a España a la cabeza del consumo de sustancias como la cocaína y el cannabis. Y aunque la cifra de fallecimientos se ha reducido, todavía en nuestro país hay 800 muertes anuales directamente relacionadas con el consumo de drogas ilegales, sobre todo opiáceos, en combinación con cocaína y tranquilizantes.

Precisamente, uno de los aspectos preocupantes del informe es que ha descendido la percepción del riesgo del consumo de tranquilizantes, una de las sustancias adictivas cuyo consumo podría duplicarse en los próximos años, según especialistas.

«Estamos en una sociedad en la que todo se vive demasiado deprisa, con mucho estrés y poca tolerancia a pasarlo mal, a no dormir o a estar nerviosos. Así, lo que hacen muchas personas es buscar la solución rápida en forma una pastilla, de ahí que aumente año tras año el consumo de sustancias ilegales y, en especial, los tranquilizantes», advierte la doctora Anna Lligoña, psiquiatra del Hospital Clínico de Barcelona.

No obstante, esta especialista destaca que «no hay que demonizar los tranquilizantes porque «bajo prescripción médica y durante un tiempo limitado, estos fármacos siguen demostrando efectos beneficiosos en personas con estados preocupantes de ansiedad o insomnio».

Los tranquilizantes «ayudan a disminuir los niveles de ansiedad a nivel psicológico y también inducen a la relajación muscular, lo que ayuda a recuperar el sueño». Pero dado que incrementa el tiempo de reacción, disminuyen los reflejos y el rendimiento intelectual, «no está recomendado su uso en personas que estén realizando actividades peligrosas, conducir maquinaria pesada o vehículos, en general, ya que podría poner en peligro la vida de quien los consume», advierte la doctora Francina Fonseca, especialista en toxicomanías del Hospital del Mar de Barcelona. Por ello «los profesionales vamos con mucho cuidado a la hora de prescribirlos».

Más de tres meses puede crear dependencia

Uno de los riesgos a largo plazo de los tranquilizantes es el efecto rebote o la temida adicción. «Cuando se toman más de tres meses seguidos, límite seguro aconsejado, sus efectos disminuyen, lo que implica que la persona siente la necesidad de aumentar la cantidad de pastillas que consume, aunque no se lo haya aconsejado el médico; es cuando la persona se vuelve adicta», destaca la doctora Fonseca.

Además, «en los casos de insomnio, como los tranquilizantes provocan un sueño inducido, las personas se levantan con la sensación de haberse pasado toda la noche soñando y no haber descansado lo suficiente», reconoce esta especialista.

Además de la dependencia, uno de los mayores peligros de los tranquilizantes puede producirse al mezclarlos con otras drogas, como el alcohol, la cocaína o el cannabis. «Siempre que se toman dos tipos de sustancias, hay interacciones que potencian o disminuyen los efectos de manera muy peligrosa. En el caso del consumo de alcohol o del cannabis, al ser depresores del sistema nervioso, si los mezclamos con los tranquilizantes potenciaremos este efecto. Mientras que con la cocaína, contrarresta el efecto eufórico pero, en ambas situaciones, estamos obligando al cerebro a trabajar a contratiempo, por lo que corremos el riesgo de que se vuelva incapaz de trabajar solo», admite la doctora Lligoña.

Mujeres, más ansiosas e insomnes

El consumo de tranquilizantes «es mayor en el caso de las mujeres, aunque aumenta el consumo en hombres», reconoce la especialista del Hospital Clínico. «Hay un determinado estilo de vida y forma de ver las cosas común en la mayor parte de pacientes: son personas con la autoestima baja, con inseguridades, que les dan vuelta a las cosas y con una gran incapacidad para tomar decisiones», reconoce la doctora Lligoña.

En el caso de personas con insomnio, esta especialista recuerda que «su cuadro suele ir ligado a la ansiedad o depresión y, por tanto, hay que incidir en esa causa primera para que la persona consiga dormir, porque de nada sirve que les administres una pastilla para que duerma esa noche, si al día siguiente va a continuar estando nervioso o con ansiedad», destaca.

Y para prevenir que la ansiedad controle tu vida, la doctora Fonseca nos da tres consejos:

-Intentar tener cierta tolerancia al malestar y al dolor, algo habitual en nuestras vidas.

-Reservar una parte de la vida al placer, porque es fundamental para la persona.

-Hacer ejercicio físico, una forma de relajar la musculatura.

-En el caso de no poder hacer frente a los estados de ansiedad, acudir al médico de cabecera. Puede ser una gran ayuda.