Al igual que en épocas anteriores algunos timadores usaban el `oro de los tontos´ (un sulfuro de hierro de coloración dorada denominado Pirita y sin apenas valor) para lograr sus fines, la picaresca ya ha encontrado su equivalente en el mundo de las drogas, cambiando el MDMA o éxtasis por un medicamento para la circulación llamado Lofton o `éxtasis de los tontos´.

Fuentes judiciales explicaron que en lo que va de temporada ya se han dado al menos dos casos de personas que fueron arrestadas en zonas cercanas a lugares de ocio mientras ofrecían este fármaco como si fuera un estupefaciente.

El color, tamaño de las pastillas y el que presenten en una de sus caras un anagrama similar al de la firma Gucci (dos ges mayúsculas enfrentadas) permite consumar el engaño, explicaron las mismas fuentes.
El Lofton se puede adquirir sin receta en cualquier farmacia por 5,15 euros la caja de 50 grageas, mientras que cada uno de los comprimidos se vende a las víctimas del engaño por 10 euros.

Además del enorme beneficio obtenido (cada pastilla cuesta 10 céntimos y se vende a 100 veces su valor), `traficar´ con esta sustancia sale mucho más barato en materia penal.

Mientras que la venta de MDMA es un delito contra la salud pública en su forma de sustancia que causa grave daño por lo que la pena impuesta puede ir de los tres a los nueve años, que se acompaña con una multa por el triple del valor de la sustancia incautada.
En cambio, según fuentes judiciales, en el supuesto de ser detenido ofreciendo el Lofton como si fuera éxtasis, se puede imputar al presunto `camello´ por una falta de estafa, lo que supone únicamente una multa.

No es esta la primera ocasión en que se produce este tipo de engaño, incluso con la misma sustancia como protagonista. El año pasado ya se produjeron casos similares. La proliferación de este engaño fue tal que el Colegio de Farmacéuticos de Baleares remitió una circular a todos sus socios para alertarles de que en las Pitiüses se estaban comprando grandes cantidades de este medicamento y de otro conocido como Emconcor (un betabloqueante antiarrítmico empleado para combatir el bajo ritmo cardiaco) para su posterior venta como si se tratara de droga.