La directora del Instituto Nacional de Abusos de Drogas (NIDA) de los Estados Unidos, Nora Volkow, criticó hoy que los médicos no reciban aún la misma formación para tratar drogodependencias que para problemas cancerígenos o cardíacos pues, pese a su elevada incidencia, aún no se les ve como una enfermedad.

Volkow hizo esta consideración durante su discurso de agradecimiento tras ser investida como doctora ‘Honoris Causa’ por la Universidad Cardenal Herrera-CEU junto al cardenal primado de España, Antonio Cañizares.

Miembro de la Academia de las Ciencias de EEUU y considerada una de las mayores expertas sobre el abuso de sustancias tóxicas y sus efectos, Volkow basó su intervención en el papel médico que debe tener el tratamiento del drogodependiente y del adolescente potencialmente toxicómano, tanto de sustancias ilegales como de drogas autorizadas como el tabaco y el alcohol.

A su juicio, hay que entender los mecanismos que motivan el autocontrol y cómo los daña el consumo continuo de las drogas, así como concienciarse de que, frente al descenso de factores cardiovasculares y cancerígenos como principales causas de muerte durante el siglo XX, gracias a los avances sanitarios, la obesidad y el consumo de sustancias tóxicas han aumentado su incidencia mortal.

Las ‘consecuencias devastadoras’ de las drogas, tanto legales como ilegales, pasan también por la soledad y el aislamiento del drogodependiente, así como el drama familiar que supone su adicción, también, porque aún no se le trata como un enfermo más.

De hecho, explicó, la mayor parte de las personas que están ‘enganchadas’ a algún tipo de droga no recibe tratamiento específico para tratar su patología.

‘Como médico he aprendido que la motivación y la voluntad de una persona no son un proceso fijo, sino que varían según el entorno, el estrés o las emociones’, señaló Volkow, para quien los genes y el medio ambiente ‘modulan el desarrollo del cerebro y controlan los impulsos’.

El uso repetido de las drogas, alertó, afectan al autocontrol e impiden la motivación personal, mientras que la adicción sigue siendo vista desde la sociedad como ‘un estilo de vida’ que ha decidido escoger el enfermo.

‘Me pregunto por qué nunca he visto a un adicto que quisiera ser adicto’, señaló Volkow, para quien lo que se escoge es, principalmente en la etapa adolescente y juvenil, la experimentación con las drogas que, en la mayoría de los casos, no evoluciona a un consumo masivo o continuado de ellas.

Según explicó, la mitad de la población estadounidense confiesa haber probado ‘algo ilegal’ en alguna ocasión antes de los 18 años.

De madre española exiliada a México tras la Guerra Civil, Volkow recordó cómo su progenitora intentó ocultarle el suicidio de su abuelo debido a su alcoholismo y pidió, por ello, que no se estigmatice a ese tipo de enfermos sino que se enseñe a tratarlos mejor desde un punto de vista médico.