Un estudio de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, al que ha tenido acceso Europa Press, concluye que el 40 por ciento de las personas que ingresa en la cárcel son consumidores de cocaína y/o heroína, mientras que el 11,5 por ciento son adictos a esta última sustancia por vía intravenosa. El departamento que dirige Mercedes Gallizo logró que en 2006, un total de 18.298 internos, alrededor del 30 por ciento, siguiese algún programa de prevención y educación para la salud.

Estos programas pretenden mejorar la información sobre las drogas, evitar el inicio en su consumo, pero también reducir el mismo u orientarlo para que, si se produce, no se corra el riesgo de contraer enfermedades como el VIH.

En este ámbito, se sigue en la actualidad un programa específico de intercambio de jeringuillas. Dadas las características de la población reclusa, en cuanto a antecedentes de consumo de drogas por vía intravenosa, este programa ha contribuido enormemente a disminuir la transmisión de enfermedades contagiosas, entre las que cabe nombrar la infección por VIH-Sida y hepatitis C. Durante el año 2006 se distribuyeron 20.626 jeringuillas en 37 centros penitenciarios.

Asimismo, los tratamientos con metadona constituyen uno de los programas más efectivos de intervención en la reducción de riesgos y de daños y en el tratamiento de la dependencia, por el considerable número de drogodependientes que acogen y por los beneficios individuales y colectivos que se pueden obtener, al favorecer la disminución del consumo de drogas, la evitación del consumo por vía intravenosa, la mejora del estado físico y mental y el descenso de la conflictividad.

Durante el año 2006 han recibido tratamiento con metadona 17.709 internos drogodependientes. La prevalencia de internos en tratamiento con metadona era de 7.567 internos, el 13,7 por ciento del total de la población penitenciaria.

«DESENGANCHARSE» EN LA CÁRCEL

Finalmente, los programas de deshabituación en centros penitenciarios están dirigidos a drogodependientes que están en procesos de cambio orientados a la abstinencia, abarcando actividades individuales y en grupo dirigidas a la adquisición de estrategias y pautas de conducta que contribuyan a la normalización e integración social.

En 25 centros penitenciarios estos programas se desarrollan en los Módulos Terapéuticos, departamentos específicos del centro penitenciario que se constituyen como espacios socioeducativos o espacios terapéuticos, en los que adquiere mayor eficacia la intervención multidisciplinar en la modalidad de grupos terapéuticos, dirigida a la normalización social de los internos drogodependientes, buscando provocar cambios en los hábitos, actitudes y valores.

A lo largo del año 2006 han recibido tratamiento de deshabituación 9.171 internos drogodependientes. El número de internos que ha seguido con ese tratamiento de deshabituación es de 4.083 internos, el 7,4 por ciento del total de la población penitenciaria.