Adultos jóvenes y de mediana edad, con trabajo, un hogar y una familia. Las «nuevas tendencias y hábitos de consumo» de drogas se han colado en este sector de edad. El perfil es el de personas de entre 30 y 40 años, con el suficiente poder adquisitivo pero sin llegar a ser adinerados.

La Dirección General de Drogodependencias de la Generalitat ha incluido entre sus objetivos la concienciación y la prevención de estas nuevas conductas adictivas en «ámbitos sociales como el familiar y el laboral». Se trata de hacer ver que las drogas no son sólo un problema que afecte a los más jóvenes los fines de semana, a los ambientes marginales o al viejo tópico del alto ejecutivo y la cocaína.

Frente al general descenso de la preocupación sobre las drogas en la sociedad, la directora general de Drogodependencias, Sofía Tomás, advirtió de que el uso «recreativo» de las drogas «está al pie de la calle».

Frente a los tópicos de los jóvenes consumidores, Tomás recordó que la mayoría de personas atendidas en las Unidades de Conductas Adictivas tienen entre 25 y 44 años, con una media de edad de 36.

La directora general hizo estas manifestaciones durante la celebración del seminario Medios de Comunicación y Drogas, que ha organizado en colaboración con el Instituto sobre Drogas y Conductas Adictivas (IDYCA) de la Universidad CEU Cardenal Herrera, con el objetivo de ampliar el nivel de formación profesional de cara a una mejor concienciación social.

Heroína, crack e inseguridad

La escasa «percepción de riesgo» (la baja conciencia de la peligrosidad de las drogas) se fundamenta, por ejemplo, en que sólo se considera un problema cuando se asocia a la inseguridad ciudadana. Esta alarma social sí se producía hace unos años, en plena efervescencia de la heroína. Esto «podría volver con la coca base» o crack, advirtió Tomás.

Su consumo «está entrando» en los últimos años en zonas como Las Cañas, punto de tráfico y consumo de heroína y crack.

Ana Anders, consejera del prestigioso Instituto Nacional de Drogas de Abuso de EE. UU., subrayó durante el seminario que la drogadicción es una enfermedad crónica que afecta al cerebro y tiene un alto riesgo de recaída.

Recordó que un consumo precoz de cualquier droga (tabaco, alcohol o las ilegales) dispara las posibilidades de una adicción. Anders apuntó algunos indicios que alertan del aumento de consumo como el incremento del absentismo escolar, la delincuencia juvenil y las adolescentes atendidos en urgencias.

Esto contrasta con la situación en España y la Comunitat, donde se producen esos tres indicios, pero las encuestas escolares arrojan una disminución del consumo.