Foto de Teófilo González

Teófilo González es el nuevo director técnico de la asociación de cooperación juvenil San Miguel. Hace sólo un mes que ocupa el cargo de máxima responsabilidad en una entidad a la que ha estado vinculado desde su fundación, a principios de la década de los ochenta. Se confiesa preocupado por el «consumo creciente de tranquilizantes».

Lleva más de 20 años vinculado al trabajo que realiza esta asociación, ocupando numerosos puestos como responsable de centros y programas ¿qué cambios sustanciales ha identificado en este tiempo con respecto al problema de la drogadicción en Canarias?

– El principal es que hemos dejado atrás la forma de consumo endovenosa, ya prácticamente inexistente, gracias a la intensificación del tratamiento con metadona. Otro de los cambios importantes, tremendamente trágico, es la disminución considerable de la edad de inicio en el consumo. Estamos atendiendo a jóvenes que empiezan a consumir con 12 o 13 años. Es algo terrorífico.

¿Cuántas personas atiende actualmente la asociación?

– Sólo en el programa de metadona, entre los tres centros dispensadores con los que contamos y a fecha de diciembre de 2007, tenemos registradas a unas 1.000 personas. En total, con todos los programas y servicios que prestamos -incluido el programa Fénix que se desarrolla en Tenerife II-, atendimos a 2.213 personas en 2006.

Es evidente que, en el tema de la lucha contra las drogas, todos los recursos son pocos. ¿Cuáles cree que son las necesidades más apremiantes de la Asociación?.

– Efectivamente, en el abordaje a las drogas todos los recursos son necesarios. En la vertiente asistencial, afortunadamente, la red con la que cuenta la asociación está muy bien implementada. No obstante, la asignatura pendiente es la tarea preventiva y de educación. Los centros están orientados a los que ya son drogodependientes pero cada vez vemos con más frecuencia dramáticos casos de jóvenes que se inician temprano en el consumo. Ahí es donde debemos actuar. Y no sólo nosotros, creo que la sociedad debe reflexionar sobre la actitud que hay hacia las drogas, tomar conciencia de lo realmente peligrosas que son.

En este sentido, influye también lo fácil que es acceder a este tipo de sustancias en Canarias. ¿No es cierto?

– Evidentemente. Canarias es punto de entrada de la droga hacia Europa y eso influye bastante. Constantemente se incautan alijos de droga y, sin embargo, los cuerpos de seguridad hablan de que estas operaciones suponen, únicamente, entre el 10 y el 15 por ciento de la cantidad total que se trafica. Frente a eso, ante la enorme oferta que hay, lo único que nos queda es intentar que la gente sepa los pernicioso de esta actitud. La droga una enfermedad terrible, la más destructiva para una familia.

¿Cuál es ahora la mayor preocupación de los que luchan contra esta lacra en las Islas?

– Nos tememos que el consumo de benzodiacepinas, principalmente de Trankimazin, se ha convertido en el heredero de la cocaína como droga principal de consumo. Un consumo que está aumentando, sobre todo, entre la población juvenil. Sólo en diciembre hemos abierto 19 historias de personas que tienen a este tipo de sustancia como problema principal.