Conscientes de que el 90 por ciento de los casos pasan primero por el primer nivel asistencial, el Ministerio de Sanidad presentó ayer una guía y un manual dirigido a los profesionales de primaria con el objetivo de concienciarles de la importancia de detectar y tratar lo más pronto posible la ingesta abusiva de alcohol y otras drogas. «El principal problema en materia de drogas es la baja percepción de los riesgos y el alcohol está inmerso en la cultura del ocio», comentó José Martínez Olmos, secretario general de Sanidad.

A su juicio, la guía, de la que se han editado 35.000 ejemplares, «supone una herramienta práctica y de sencilla aplicación por parte de los profesionales de primaria». El secretario general estuvo acompañado por la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, quien subrayó «la importancia de reforzar la línea de trabajo con atención primaria, donde se escenifican los casos que después pueden derivar en una patología. La preocupación por el número de afectados nos lleva a considerarlo un problema de salud pública».

De hecho, «el alcohol es la sustancia psicoactiva de mayor consumo en nuestro país», según indicó Luis Aguilera, presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), que ha colaborado activamente con la Delegación del Plan Nacional sobre Drogas para elaborar estos documentos.

A tenor de las cifras, más de las tres cuartas partes de la población ingiere alcohol esporádicamente, el 64,6 por ciento lo ha consumido en el último mes y el 19, 7 por ciento admite haberse emborrachado en el último año. En total, el 5,5 por ciento de los adultos españoles se puede considerar bebedor de riesgo. Si hablamos de jóvenes de entre 14 y 18 años, tres de cada diez dice haberse embriagado en el último mes.

Falta de atrevimiento

Sin embargo, como reconoció Asensio López, miembro del Grupo de Intervención en Drogas de Semfyc y uno de los participantes en este trabajo, «la demanda de ayuda no está explícita. Es responsabilidad de los médicos detectar a aquellos pacientes que tienen una conducta de riesgo». Su argumentación se sostiene en un dato: sólo el 0,5 por ciento de los que acuden a la consulta se atreve a contar su problema al facultativo y a pedir ayuda.

Por este motivo, los manuales incorporan pautas de actuación en las diferentes fases de intervención: cómo retrasar la edad de inicio, mejorar la detección precoz ante el consumo problemático e intervenir cuando el problema se encuentre en estado avanzado. «La idea es que cada guía esté en la bata del facultativo», sostuvo López, que reconoce la existencia de «lagunas de conocimiento en la prevención del consumo de drogas».