El presidente provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), Andrés Sánchez Ortega, dejó de fumar hace veinte años, pero fue demasiado tarde porque hoy tiene que dormir con una máquina para poder respirar. El presidente de la Asociación de Medicina y Cirugía, Pedro Tárraga, no ha probado el tabaco en su vida y sería lo último que se le pasase por la cabeza. Y como Sánchez Ortega, el coordinador médico del Centro de Salud Zona 7, Juan Solera, es un ex fumador convencido desde hace una década.

Los tres reconocían ayer que en las consultas de Atención Primaria se ve un verdadero interés, que va en aumento, por dejar de fumar entre la población adulta. No obstante, lamentaron que tanto las estadísticas como su trabajo diario les indiquen que el consumo crece entre los jóvenes mientras disminuye a partir de los 40 años.

Los doctores Tárraga y Solera fueron críticos con la presencia del humo de puros y cigarrillos en locales públicos, pero aún lo fue más Sánchez Ortega, quien recomendó a los padres que renuncien a los bares y restaurantes donde se permita fumar. En su opinión, la Ley Antitabaco ha conseguido concienciar sobre la importancia de dejar de fumar, pero ha cometido el error de permitir que las comunidades autónomas levantaran la mano en su aplicación.

«Tenemos que pensar en los niños; no se debe fumar en ningún lugar público». A este respecto, Sánchez Ortega lamentó la limitada oferta de cafeterías que hay para quien se niegue a ser un fumador pasivo.

Un estimulante

Por su parte, el doctor Tárraga aseguró como médico de Atención Primaria que la Ley se ha convertido en un estimulante. «Antes era yo el que tenía que insistir a mis pacientes para que dejaran de fumar y ahora son ellos, por iniciativa propia, quienes me piden ayuda para dejarlo».

Pedro Tárraga advirtió de que el problema se sitúa ahora en los jóvenes y en las mujeres. «Ellas fuman ahora más que los hombres por moda y por la falsa creencia de que así no engordan».

A juicio del doctor Solera, «la Ley Antitabaco se ha quedado corta y no se cumple». Y es que el coordinador del Centro de Salud Zona 7 tiene la certeza de que ahora que se ha dado toda la información posible sobre el tabaco lo que falta es educación. «Los médicos deberíamos insistir y dar ejemplo, porque aún hay compañeros que no lo han conseguido». No obstante, recordó que el Sescam paga el último tratamiento contra el tabaco a todos los empleados que decidan dejarlo.

El doctor Juan Solera dejó el tabaco hace diez años, un 15 de junio, y desde entonces no ha vuelto a fumar ni se lo plantea. «No me atrevo ni a probarlo». Precisamente, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria celebra hasta el 31 de mayo -Día mundial Sin Tabaco- la IX Semana Sin Humo, en la que incide en la defensa del fumador pasivo, al tiempo que anima al fumador a dejarlo. En un folleto informativo, la Sociedad insiste a quien haya optado por la abstinencia que es esencial no volver a probar un cigarrillo, ya que una sola calada puede suponer la recaída.

Hay que tener en cuenta que al año de dejar de fumar el riesgo de sufrir un infarto desciende hasta el 50%, sin olvidar la disminución de las infecciones respiratorias o el ahorro económico.