A principios del 2007, investigadores de la Universidad de Barcelona, el Hospital Clínic de Barcelona y la Universidad de Valencia iniciaron un estudio para probar que el consumo moderado de vino es beneficioso para pacientes con alto riesgo de enfermedades cardiovasculares. Pero este ensayo clínico no acaba de arrancar por falta de voluntarios. Desde entonces, sólo 55 personas han participado en el estudio, y se necesitan un mínimo de 70 para obtener unas primeras conclusiones y 125 para obtener todos los datos que se esperan del ensayo.

“Nos hemos dado tiempo hasta Septiembre del año que viene para obtener los voluntarios que nos faltan”, ha explicado la doctora Cristina Andres-Lacueva. Por cuestiones éticas, “no se remunera a los voluntarios, aunque se les paga el desplazamiento si vienen fuera de Barcelona”, añade. Lo que sí reciben como agradecimiento son “14 botellas de vino para compartir con la familia”. Y es que Andres-Lacueva recalca que “el estudio no es sobre el alcoholismo, sino sobre el consumo moderado y responsable de vino”.

Características del voluntario

Para participar en el estudio, titulado Efectos del consumo moderado de vino sobre el sistema cardiovascular, se debe ser hombre, mayor de 50 años y con una o varias de las siguientes características: obesidad o sobrepeso, diabetes, tabaquismo, hipertensión arterial o colesterol elevado.

El ensayo dura tres meses y los voluntarios pueden participar desde su casa y sólo hace falta que se presenten en el Clínic de Barcelona cuatro veces. En el primer mes, el voluntario debe beber cada día dos copas de vino tinto. En el segundo, la misma cantidad de vino sin alcohol. Y en el tercero, dos copas de ginebra. Los participantes pasan por un extenso análisis sobre su estado de salud y no tienen que modificar sus hábitos cotidianos.

El estudio pretende conocer qué sustancias se encuentran implicadas en la protección frente a la enfermedad cardiovascular. El vino tinto posee alcohol y compuestos polifenólicos; el vino sin alcohol, sólo compuestos polifenólicos; y la ginebra, sólo alcohol. «Queremos demostrar los aspectos beneficiosos del alcohol y los compuestos polifenólicos y que el consumo moderado ayuda a la prevención de las enfermedades cardiovasculares», concluye Andres-Lacueva.