El presidente interino del Consejo Asesor sobre el Consumo de Drogas británico, Les Iversen, ha determinado que la droga legal mefedrona será considerada de clase B si finalmente es ilegalizada, tal como está previsto. «No estoy aquí para dar mi visión personal (…) pero como farmacólogo, estas drogas son anfetaminas con otro nombre y sé que las anfetaminas son perjudiciales», relató Iversen.

   Esta sustancia, conocida en las calles como miau-miau o M-Gato, podría ser prohibida antes de las elecciones de junio, aunque para ello hará falta aprobar en el Parlamento una ley de urgencia.

   En opinión de Iversen, cualquier muerte relacionada con el consumo de mefedrona es una «tragedia», recogió el diario «The Times» de las declaraciones de Iversen ante una comisión de la Cámara de los Comunes.

   De esta forma hizo referencia al caso de Lois Waters, una joven de 24 años de edad cuyo cuerpo fue encontrado ayer lunes en una vivienda de la localidad de Norton (centro). Sus familiares y amigos comunicaron a la Policía que en las 48 horas previas a su muerte había consumido la droga, probablemente mezclada con otras sustancias.

   Por ello, podría convertirse en la tercera víctima mortal por consumo de mefedrona, después de que la semana pasada saltara a los medios la noticia de que dos jóvenes de 18 y 19 años habían igualmente fallecido tras consumir esta droga legal.

   El Consejo recomendará el lunes al Ministerio del Interior que ilegalice la droga y precisará al ministro del Interior, Alan Johnson, si debe ser catalogada como tipo A, B o C.

   Actualmente las anfetaminas son del tipo B, al igual que el cannabis. El código penal británico contempla penas de más de cinco años de prisión por la posesión de drogas de tipo B, y más de 14 años por traficar con ellas.

   Iversen consideró «sorprendente» lo rápido que se ha extendido entre la juventud en apenas doce meses la moda de consumir mefedrona, la cual es muy fácil de obtener a través de Internet. Normalmente se consume por la nariz en forma de polvo, pero también se distribuye en cápsulas y pastillas.

   Por otro lado, Iversen advirtió de que últimamente ha cambiado la percepción que se tiene de la cocaína, que actualmente es vista entre las clases medias del país como una droga segura. «Es una de las sustancias más adictivas y ciertamente no es segura», señaló.