A partir de ahora, los profesionales sanitarios que luchan, junto con los pacientes, contra el alcoholismo disponen de nuevas evidencias científicas que respaldan el uso de un antiguo aliado : el fármaco acamprosato. «The Cochrane Library» acaba de sacar a la luz una revisión de 24 estudios llevados a cabo con este producto y determina que su empleo, junto con las terapias psicológicas, reduce hasta en un 86% el riesgo de recaídas.

La dependencia del alcohol es «uno de los principales factores de riesgo de discapacidad y muerte de los habitantes de los países desarrollados (en España es el responsable del 6% de la mortalidad). Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), está detrás del 20% al 30% de los cánceres de esófago, enfermedades hepáticas, epilepsia, accidentes de automóvil y homicidios…

Al mismo tiempo, el consumo de bebidas etílicas pertenece a los principales factores de riesgo potencialmente evitables, lo que subraya la necesidad de contar con estrategias efectivas para reducir el exceso de consumo, así como para apoyar a los pacientes dependientes que están en proceso de desintoxicación y mantener su abstinencia», comentan los autores de la investigación, liderados por Susanne Rösner, de la Universidad de Munich.

La prevención de recaídas en el consumo de alcohol ha estado dominada durante décadas por los tratamientos psicosociales, pero una elevada proporción de pacientes no responde a estas terapias y sólo una pequeña parte logra mantener la abstinencia a largo plazo.

«Gracias a la investigación de los mecanismos neurobiológicos de la adicción al alcohol se ha llegado al desarrollo de varios agentes farmacológicos como apoyo al tratamiento de los pacientes. Dos de ellos, acamprosato [que actúa sobre los sistemas de ácido gamma-aminobutírico (GABA) y de glutamato de los neurotransmisores] y naltrexona (un antagonista de los opiáceos) se utilizan para este propósito», añaden los investigadores.

Acamprosato, aprobado por la FDA (la agencia estadounidense del medicamento) en 2004 y disponible en 40 países (incluido España) ha demostrado su superioridad frente al placebo a la hora de mantener la abstinencia en las personas alcohólicas. «En los últimos años, los ensayos sobre este producto han aumentado… La presente revisión es la primera que se realiza en el marco de la colaboración Cochrane con el fin de determinar su eficacia y tolerabilidad en comparación con placebo y otros agentes farmacológicos», aclaran los especialistas.

Menos días sin beber

Durante el ensayo se analizaron 24 estudios en los que participaron 6.915 pacientes que estaban recibiendo, además, terapias psicosociales. De todos ellos, 3.563 fueron tratados con acamprosato; 2.929, con placebo y 402, con naltrexona. Los datos revelan que el fármaco, además de reducir el riesgo de recaídas en comparación con la sustancia inactiva «incrementa en una medía de tres días al mes, el tiempo que los pacientes están sin beber».

En cuanto a los efectos secundarios, el ensayo recoge que «la diarrea fue el síntoma más frecuente y común entre los que consumieron el medicamento».

Pese a que el producto sale «bien parado» en la revisión, los autores reconocen que «si los datos se trasladan a la práctica clínica es necesario tener en cuenta las bajas cifras de adhesión a la medicación y la alta tasa de pacientes que abandonaron el tratamiento. Para los que siguen la terapia de forma regular, los beneficios terapéuticosdel producto pueden sobrepasar a los demostrados en esta revisión».

«Acamprosato no parece ser el tratamiento mágico de la dependencia al alcohol, teniendo en cuenta la complejidad de los procesos implicados en el desarrollo y mantenimiento de esta adicción. Pero después de resumir y evaluar las pruebas existentes parece ser un medio útil y eficaz para mantener la abstinencia del alcohol en pacientes dependientes», determina la autora principal.