Las personas que han consumido anfetaminas como benzedrina y dexedrina parecen tener un mayor riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson, según un estudio de la División de Investigación de Kaiser Permanente en California del Norte, que se ha hecho público durante la reunión anual de la Academia Americana de Neurología, que se celebra en Honolulu (Estados Unidos).

La benzedrina y la dexedrina son anfetaminas que a menudo se recetan para aumentar el estado de vigilia y centrar a personas con trastorno de hiperactividad y déficit de atención y narcolepsia, así como para el tratamiento de lesiones cerebrales.

En el estudio participaron 66.348 personas en el norte de California que habían participado en un estudio realizado entre 1964 y 1973 y fueron evaluadas de nuevo en 1995. La media de edad de los participantes al inicio del estudio era de 36 años. De ellos, 1.154 personas habían sido diagnosticadas con enfermedad de Parkinson hacia el final del estudio.

La exposición a las anfetaminas se determinó por dos cuestiones: una sobre el consumo de los fármacos para la pérdida de peso y una segunda cuestión sobre si las personas a menudo consumían benzedrina o dexedrina. Las anfetaminas se encontraban entre los fármacos más utilizados para perder peso cuando se recopiló la información.

Según señala el estudio, estas personas que informaron del consumo de estos dos fármacos eran casi un 60% más propensas a desarrollar Parkinson que aquellas personas que no tomaron los fármacos.

Stephen K. Van Den Eeden, responsable del estudio, señala que las anfetaminas afectan a la liberación y recaptación de dopamina, el neurotransmisor clave implicado en la enfermedad de Parkinson. Van Den Eeden concluye que será necesario realizar más investigaciones para confirmar la asociación y descubrir más sobre los posibles mecanismos que intervienen.