El también colaborador del semanario Proceso, planteó la anterior en el marco de las jornadas de protesta que realiza en Cuernavaca, Morelos por el asesinato de su hijo Juan Francisco. El llamado a las autoridades es para cambiar la estrategia de combate al narcotráfico y al crimen organizado que ha dejado, en lo que va del sexenio, unas 40 mil víctimas.

La convocatoria no es nueva. Hace algunos años el influyente diario estadunidense New York Time le señaló al entonces presidente norteamericano, George Bush, que la mejor estrategia para erradicar la drogadicción en su país camina en dos vías: la de la salud y la educación. Prevención y curación, pues.

Pero además, la máxima del capitalismo, la ley de la oferta y la demanda. Es decir, mientras exista demanda de drogas en los estados unidos, la droga llegará, por aire, mar o tierra.

Estas son las vías para resolver este grave problema: educación y salud. Pero no podemos tener una población sana si no tiene una buena alimentación, y no puede tener una buena alimentación si los padres de familia o los jóvenes no tienen un trabajo bien remunerado. Al tener esos mínimos de bienestar podríamos ya encaminar a nuestro pueblo a mayores y mejores estadios culturales.

El origen del problema es que la mayoría de los jóvenes carecen de oportunidades para la superación profesional o para el empleo. Y es que la falta de empleo, de espacios educativos y la proliferación de drogas son los principales flagelos que enfrentan los jóvenes.

La Encuesta Nacional de Discriminación 2010 señala que un 35 por ciento de quienes tienen entre 18 y 29 años consideran que su principal obstáculo es la falta de oportunidades laborales. En tanto, 2 de cada 10 jóvenes de entre 12 y 17 años afirman que para ellos son las adicciones. (Reforma, abril 11 de 2011).

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, hasta diciembre del año pasado 35.6 por ciento de la población desocupada tenía estudios de educación media superior y superior. Y 22.15 por ciento de quienes cuentan con esta escolaridad está en el subempleo, señala Juan Pablo Proal. (Proceso/ marzo 6 de 2011).

En México hay 29 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años, 38 por ciento de los cuales están desempleados, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Son once millones sin trabajo, que equivalen a toda la población de Cuba, señala el reportero investigador de Proceso.

Pero a la falta de empleos se suma la falta de espacios educativos. Veamos algunos datos. De 133 mil 43 aspirantes a ingresar a alguno de los sistemas de licenciatura que ofrece la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) –escolarizado, abierto y a distancia-, fueron rechazados 122 mil 754.

Faltan recursos, muchos recursos y, sobre todo, voluntad para comenzar a resolver el problema de la inseguridad, del desempleo, mediante la educación.