El cardiólogo Valentín Fuster ha afirmado que las enfermedades cardiovasculares son una epidemia que «va en aumento» y que «hay que atajar» y ha incidido en la necesidad de acabar con el tabaquismo para evitar el «desastre económico» que puede causar su tratamiento.

«Sigan fumando y verán como el país, económicamente, se va al desastre por el gasto que conlleva la enfermedad», ha subrayado el director general del centro Nacionald e Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), para quien las restricciones del consumo de tabaco en lugares públicos no se pueden considerar un ataque a la libertad de los fumadores, sino una cuestión de responsabilidad.

Fuster, quien imparte en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander un curso magistral sobre salud cardiovascular, ha hecho hincapié en que prohibir fumar «no va contra la libertad, sino en favor de la sociedad».

En este sentido el cardiólogo ha comparado la prohibición del consumo de tabaco con la obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad en los coches y ha criticado que «se habla mucho de libertad y poco de obligación, cuando, a su juicio, «lo que está ocurriendo con la salud es que hay un gasto enorme que hay que parar con mecanismos que sean obligatorios».

Fuster ha insistido en que las enfermedades cardiovasculares son una «epidemia que hay que parar» y ha opinado que ante este fenómeno «hablar de células o de moléculas son tonterías», porque considera que, dada la «gran envergadura del problema» es preciso concienciar a la sociedad de su «vulnerabilidad».

Según el director del Instituto Cardiovascular del Centro Médico Mount Sinai de Nueva York, «la sociedad no se cree vulnerable y es muy difícil penetrar en ella cuando, incluso mostrándoles las arterias que están ocluidas piensan que esto es cosa de los científicos».

Fuster ha abogado por «trabajar para que la sociedad se de cuenta de la importancia de promover la salud», así como para fomentar que haya una «comunicabilidad más fluida entre los distintos sectores que tienen que ver con la salud».

«No sé lo que es política, pero sí se lo que es ciencia, la ciencia es la verdad», ha enfatizado Fuster al ser preguntado por el tratamiento que dan los gobiernos a la salud y la investigación. No obstante, Fuster, más que hablar sobre los recursos que se destinan a la salud, ha aludido a la necesidad de «transmitir la verdad» a sociedad, lo que, su juicio, es un «asunto de educación».

Para Fuster, hay que dirigir la atención hacia los niños. «Nos estamos olvidando de ellos, pese a que entre los 3 y los 6 años es cuando mayor es el poder de recepción del ser humanos», ha considerado el cardiólogo, quien sostiene que los niños son un «terreno fértil» para fomentar conductas adecuadas en materia de salud.

Fuster ha considerado que las enfermedades cardiovasculares no solo aumentan en los países ricos, sino que ahora también son un problema en los países subdesarrollados. «En realidad nadie se escapa del problema», subraya Fuster para quien la diferencia radica en que a esa epidemia «se llega por caminos muy distintos en países ricos y países pobres».