La exposición prenatal al tabaco materno parece estar asociada con un mayor riesgo de obesidad en la adolescencia, y posiblemente con sutiles variaciones estructurales en el cerebro que crean una preferencia por comer alimentos grasos, según un informe publicado Archives of General Psychiatry.

«La exposición prenatal al tabaquismo materno es un factor de riesgo ya establecido para la obesidad, pero los mecanismos subyacentes son desconocidos», señalan los autores de la investigación, que sugieren que la preferencia por los alimentos grasos, regulados en parte por el sistema de recompensa del cerebro, puede contribuir al desarrollo de la obesidad.

Amirreza Haghigh, y su equipo del Hospital para Niños Enfermos de Toronto (Canadá) han analizo los datos de 378 adolescentes de edades entre los 13 a 19 años. Los participantes fueron agrupados en dos grupos: expuestos al tabaquismo materno (180) o no expuestos (198).

Fumar durante el embarazo

Los autores definieron la exposición al tabaco como el hecho de tener una madre que fumaba más de un cigarrillo al día durante el segundo trimestre del embarazo, y no expuestos como tener una madre que no había fumado un año antes ni durante el embarazo.

Los datos mostraron que los participantes no expuestos pesaron menos al nacer y fueron amamantados por períodos más cortos de tiempo. En el momento del análisis, los participantes expuestos tenían un peso corporal ligeramente superior y el IMC, y una grasa corporal total significativamente mayor en comparación con los participantes no expuestos. Estas diferencias persistieron después de ajustar factores como edad, sexo y altura.

Volumen cerebral

Además, los niños cuyas madres no fumaron durante el embarazo mostraron un volumen significativamente menor de la amígdala (una parte del cerebro que juega un papel en el procesamiento de emociones y recuerdos almacenamiento). Según los investigadores, este hecho podría estar relacionado con su posible papel en la limitación de la ingesta de grasa, debido a que el volumen de la amígdala correlacionado inversamente con la ingesta de grasa.

Los autores afirman que «la exposición prenatal al tabaquismo materno puede promover la obesidad aumentando la preferencia por el consumo de grasa, y este efecto puede estar mediado, en parte, a través de sutiles variaciones estructurales en la amígdala».