La Asociación Proyecto Hombre presentó ayer el curso online Escuela de Familias en la Red –disponible en la página web www.escueladefamiliasph.org–, así como su decálogo para prevenir la drogadicción en jóvenes. Se trata de una iniciativa dirigida a familias con hijos adolescentes que tiene como objetivo promover el papel de los padres como agentes preventivos, facilitando la información sobre las adicciones y las vías de intervención para evitar o retrasar el consumo de drogas. Dicho consumo de drogas suele iniciarse en la adolescencia, según la última Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES), que señala que durante 2010 el 26,4% de los estudiantes españoles de 14 a 18 años manifestaron haber consumido cannabis. En cuanto al alcohol, 6 de cada 10 adolescentes que acudieron durante 2011 a los Centros Proyecto Hombre a solicitar tratamiento, reconocieron tener consumos problemáticos de esta sustancia.

El papel de las familias

A diferencia de décadas atrás, el joven con adicción presenta hoy un perfil normalizado y su problema pasa desapercibido hasta que se agrava. En 2011, un 75,2% de los jóvenes atendidos por Proyecto Hombre trabajaba y/o estudiaba, y el 91,3% vivía con ambos padres o con un progenitor. «En los Centros Proyecto Hombre, cada vez recibimos a más familias normalizadas que acuden preocupadas por el comportamiento de sus hijos o con la sospecha de que éstos están iniciándose en el consumo de drogas», señaló ayer Francisco Recio, director general de Proyecto Hombre. Por ello, desde la asociación aseguran que el papel de la familia es primordial en todas las fases: prevención, detección y tratamiento. Por ello, identifican tres estrategias en el ámbito familiar para alejar a los jóvenes del consumo: informar a los hijos sobre los riesgos de las drogas, adoptar aptitudes preventivas y conocer los síntomas para detectarlos a tiempo. Y es que una detección temprana aumenta las posibilidades de éxito y acorta el proceso de desintoxicación. «El olor a alcohol o el aliento a tabaco, las pupilas excesivamente dilatadas o contraídas, el enrojecimiento, hinchazón o irritación de los ojos, así como la rigidez muscular o los espasmos son señales fisiológicas que pueden anunciar el consumo de alguna sustancia psicoactiva», explicó Antonio J. Molina, director del Centro de Formación y Estudios de Proyecto Hombre.