La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) expresó su preocupación porque el tráfico de la cocaína producida en Bolivia, Colombia y Perú desestabiliza a países de África como Mali, al usarlos como punto de paso del estupefaciente destinado a Europa.

“Uno de los aspectos que más lamentamos en la ONU es que se esté utilizando el África como el trampolín hacia Europa. Ahora estamos viendo qué significa utilizar a África como un punto de trasiego de drogas”, dijo en una entrevista con Efe el representante de la UNODC en Bolivia, el peruano César Guedes.

Los narcotraficantes almacenan la cocaína en África occidental con la aspiración de llegar a Europa, mercado que paga por la droga hasta un 50 % más que el estadounidense, según el funcionario.

“La ONU ha invertido en misiones de paz, y una vez que ya sentíamos que los países se estaban poniendo de pie de sus guerras civiles, viene el narcotráfico para volver a desestabilizar”, lamentó.

Según el funcionario, dos casos “patéticos” son los de Guinea Bissau, país al que sobre todo utilizan traficantes colombianos y venezolanos como “punta de lanza” para ir hacia Europa, y Mali, que también es un punto de tránsito clave para las drogas.

“Los narcotraficantes quieren que persista la situación de conflictividad, de instituciones débiles y caos porque en esa situación de descontrol ellos pueden operar sin interrupciones”, sostuvo Guedes.

La ruta africana para la droga suramericana hace escalas en varios países pero los narcotraficantes la consideran “más segura” para llegar al mercado europeo, donde hacen negocios redondos.

Bolivia, Colombia y Perú son los únicos países con cultivos de hojas de coca, base de la cocaína, de la que producen cerca de 1.000 toneladas anuales, aunque la UNODC trabaja en una nueva fórmula de cálculo que registre el aumento en la productividad de los narcotraficantes.

De ese volumen de droga se decomisa un 60 %, por lo que el mercado mundial de la cocaína es de alrededor de 400 toneladas, de las que el 40 % va al mercado norteamericano, un 36 % al europeo y un 20 % al suramericano, según los estudios de Naciones Unidas.

Los narcotraficantes de Colombia y Perú emplean sus litorales para las operaciones, mientras que los de Bolivia, que tiene frontera con cinco países, utiliza las costas de Chile, Argentina y Brasil, que además son mercados directos para los estupefacientes.

Guedes advirtió que la situación de Bolivia como lugar de producción y suministro de drogas a esos mercados es preocupante por el riesgo de que caiga “en niveles de violencia” antes no vistos.