Investigadores estadounidenses han demostrado mediante la estimulación con luz láser de una parte del cerebro que son capaces de ‘limpiar’ en ratas el comportamiento adictivo a la cocaína o, en sentido inverso, de convertir a los roedores no adictos en buscadores compulsivos. El trabajo, que se ha publicado en la revista Nature, ha estado encabezado por científicos de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU (NIH) y del Centro de Investigación Ernest Gallo en la Universidad de California en San Francisco (UCSF).

«Cuando encendemos una luz láser en la región prelímbica de la corteza prefrontal, la búsqueda compulsiva de cocaína desaparece», resume el coordinador del trabajo, Antonello Bonci, científico del Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIDA) del NIH y también profesor en la UCSF.

El nuevo estudio demuestra el papel central que la corteza prefrontal desempeña en la adicción a la cocaína compulsiva, subraya una nota informativa de la UCSF. Los hallazgos de esta investigación también sugieren un nuevo tratamiento que podría ser probado en humanos inmediatamente, ha destacado Bonci.

«Aunque ninguna nueva terapia humana está basada actualmente en el uso de láseres, los investigadores confían en la estimulación electromagnética fuera del cuero cabelludo, en particular una técnica llamada TMS (estimulación magnética transcraneal)», prosigue la USFC. «Se están diseñando ensayos clínicos para probar si este enfoque funciona», añade Bonci.

Reproducir el modelo en roedores

Una de las características de la adicción a la cocaína es que la droga se toma compulsivamente porque se pierde la capacidad de abstenerse de consumirla, incluso aunque pueda destruir la vida del consumidor. El autor principal del trabajo, Billy T. Chen (NIDA), y sus colegas han trabajado con unmodelo animal que reproduce este tipo de adicción compulsiva a la cocaína. Los animales, al igual que los adictos humanos, son más propensos a tomar malas decisiones y consumir cocaína.

Los estudios electrofisiológicos con estas ratas han demostrado, insiste la nota de la UCSF, «que tienen actividad extremadamente baja en la corteza prefrontal, una región del cerebro fundamental para el control de impulsos y la toma de decisiones». Estudios similares que han captado imágenes del cerebro en humanos han mostrado el mismo patrón de baja actividad en esa región en personas que están enganchadas a la cocaína.

El proceso

Para probar si la alteración de la actividad en esta región del cerebro podría afectar a la adicción, los investigadores emplearon una técnica llamada optogenética para cerrar la actividad y apagarla mediante un láser. Primero cogieron unas proteínas sensibles a la luz llamadas rodopsinas y mediante ingeniería genética las insertaron en las neuronas de la corteza prefrontal de la rata. Mediante la activación de esta región con un láser dirigido a las rodopsinas, encendieron y apagaron las células nerviosas.

El encendido de estas células acabó con la conducta compulsiva, mientras que el apagado convirtió a los no adictos en adictos, según descubrieron los investigadores. Según Bonci, lo interesante es que existe una manera de inducir una activación similar de la corteza prelímbica en humanos a través de la técnica TMS. Este tipo de estimulación, consistente en aplicar un campo electromagnético externo al cerebro, ya se ha utilizado como tratamiento para los síntomas de la depresión.

Bonci y sus colegas planean comenzar los ensayos clínicos en los NIH utilizando esta técnica durante varias sesiones por semana para estimular la corteza prefrontal en las personas que son adictas a la cocaína y ver si se puede restaurar la actividad de la parte del cerebro y ayudar a a evitar el consumo de esta droga.