Un complejo y dramático estudio sobre la diversidad y los componentes de las drogas sintéticas fue revelado esta semana por el Observatorio de Drogas Ilícitas y Armas de la Universidad del Rosario (ODA) y la Policía Nacional, en el desarrollo del coloquio La verdad sobre las drogas sintéticas, adelantado en dicha institución educativa. Sólo en Bogotá, se comercializan 45 tipos de estas sustancias, y se han identificado 130 puntos de venta.

En momentos en que el gobierno contempla la posibilidad de despenalizar la dosis mínima de tales estimulantes, surge la controversia por los efectos devastadores que producen  en la salud de los consumidores y porque su uso está desplazando otros alucinógenos como la cocaína y la marihuana.

Lo más grave, dice Viviana Manrique Zuluaga, directora de ODA, es que las personas no saben qué es lo que están ingiriendo. Hay drogas, por ejemplo, en las que se han detectado entre sus componentes medicamentos veterinarios como la ketamina  y el levamizol, que se utilizan para anestesiar y  desparasitar, respectivamente.

“Colombia no está preparada para despenalizar la dosis mínima”, advierte Manrique Zuluaga, al considerar una contradicción el hecho de que parte de la cadena productiva como  el cultivo y el tráfico sean criminalizados y, paradójicamente, haya permisividad frente al consumo.

“Nuestra política pública en materia de drogas es de restricción y control. Tenemos una cadena de narcotráfico que se mantiene criminalizada. No hay sentido que se despenalicen drogas sintéticas cuando el resto de la cadena de narcotráfico está penalizada”, explicó Viviana Manrique a este diario.

Según la experta, campañas de prevención como Territorio libre de dogas se han quedado cortas y  no han sido más específicas sobre los daños a la salud, que muchas veces son irreversibles.

En su definición técnica, las drogas sintéticas son drogas de diseño elaboradas en un laboratorio químico, con gran demanda entre jóvenes de los 18 a los 30 años de edad, quienes las adquieren buscando relajarse y desinhibirse para soportar largas jornadas de diversión. Su comercio se da principalmente en los alrededores de discotecas y en lugares en los que se programan los denominados after party, muy frecuentados por la población juvenil de estratos altos.

El perfil de los consumidores de drogas sintéticas es de personas que buscan divertirse y alcanzar largos períodos de relajación, que con estas sustancias pueden  oscilar entre las 18 y las 24 horas, mientras que narcóticos como la cocaína y la marihuana generan  tiempos de distensión de entre 4 y 14 horas. Sin embargo, esas pastillitas calificadas de mágicas por quienes las ingieren, muchas veces no son lo que parecen ser, sino compuestos dañinos que causan problemas gástricos, visuales,  cardiovasculares y en el sistema nervioso, cuando no la muerte. Además de químicos usados en veterinaria, los expertos han detectado combinaciones de sustancias de uso industrial como los derivados del alquitrán y medicamentos permitidos de manera independiente como la morfina, el viagra, el acetaminofén o el ibuprofeno. El problema por el incremento en la producción inicia precisamente porque las drogas sintéticas son mixturas de medicamentos permitidos que se adquieren libremente en el comercio y que son llevados a laboratorios clandestinos para combinarse con componentes letales como la escopolamina, la acridina y la metanfetamina. Otra situación se da cuando se fusionan dos componentes de libre comercio como la morfina y los antialérgicos, el carácter prohibido surge con la mezcla.

Sobre el particular, el intendente Pedro Melo, miembro de la Policía Nacional, reveló durante el desarrollo del coloquio que el análisis químico de las muestras estudiadas mostró que drogas conocidas genéricamente como éxtasis contenían metanfetamina, escopolamina, cocaína, cafeína, anfetamina, concentración de MDMA, MDEA, LSD y ketamina. Melo es instructor de la Escuela Regional de la Comunidad Americana de Inteligencia Antidrogas (Ercaiad).

Así mismo, el estudio refleja que los fabricantes de drogas sintéticas incorporan a estas medicamentos analgésicos, antigripales y antidepresivos, entre los que se cuentan la loratadina, el diclofenaco y el colonazapam.

Afirma el intendente Melo, que en vista de la interminable lista de sustancias usadas por los traficantes, el riesgo de perder la vida es demasiado alto para los consumidores, predominantemente de los estratos más altos.

Conclusiones del estudio

El estudio presentado revela, entre muchos aspectos,  que la distribución de las drogas sintéticas aumenta durante los fines de semana entre personas de clase media-alta que asisten a los denominados ‘after party’; que algunas sustancias no dejan rastro en el organismo, lo que hace difícil diagnosticar a los pacientes que entran en crisis por su consumo. De igual manera, que estas drogas no están en las calles, sino que se consiguen a través de proveedores, domiciliarios y a través de avisos en páginas de Internet. Las organizaciones de traficantes suelen estar conformadas por profesionales, empleados de bajo perfil y estudiantes universitarios, quienes han conformado clanes para ampliar las cadenas de distribución.