Se había probado ya en parejas discordantes (una seropositiva y otra sin VIH), en heterosexuales con actividad sexual de riesgo frecuente y en hombres que tienen sexo con hombres, pero faltaba un grupo por estudiar. Un estudio publicado hoy en ‘The Lancet’ demuestra por primera vez la eficacia de un fármaco antirretroviral para prevenir la transmisión del VIH en usuarios de drogas por vía parenteral.

El trabajo es importante porque se ha realizado en un país donde esta vía sigue suponiendo una tasa significativa de transmisión del virus (en países como España pasó de ser la predominante en los primeros años de la pandemia a una prácticamente residual en la actualidad). Además, en el estudio, promovido por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) y el Ayuntamiento de Bangkok, ha participado un número importante de voluntarios, 2.413, todos ellos usuarios de drogas inyectadas en el año previo al comienzo del estudio, aunque estaban intentando dejar su adicción (el reclutamiento se llevó a cabo en centros de desintoxicación).

Durante cinco años, a la mitad de los participantes se les asignó un tratamiento con un fármaco antirretroviral, tenofovir; el resto, debían de tomar un placebo de aspecto similar. Cuando pasó este tiempo, se analizó el porcentaje de seropositivos en ambos grupos. En el primero, se registraron 17 casos mientras que, en el segundo, la cifra ascendía a 33, lo que suponía una reducción del 48,9% en el riesgo de transmisióndel virus en el grupo de los medicados.

Onusida, la rama de Naciones Unidas dedicada a esta enfermedad, ha emitido un comunicado en el que se felicita por las conclusiones y asegura que, «usadas de manera efectiva en los programas de pevención del VIH podrían tener un significativo impacto».

Sin embargo, no todo son parabienes. Existen también ciertos puntos de debate, como se encarga de señalar el investigador de la Columbia University Salim Abdool Karim, autor de un editorial que acompaña al trabajo. El objetivo principal del mismo, señala Karim, era precisamente demostrar si tenofovir prevenía la transmisión del VIH directamente por la sangre, por vía parenteral.

Ya se había demostrado que sí era eficaz en la prevención sexual y, de hecho, esa indicación está aprobada en EEUU, bajo el nombre de profilaxis pre exposición (PrEP, por sus siglas en inglés).

El problema con este nuevo estudio, señala el autor del editorial, es quees imposible distinguir si el fármaco ha prevenido la transmisión por vía parenteral o sexual. «Las personas que se inyectan drogas pueden adquirir el VIH tanto por relaciones sexuales no protegidas como por compartir agujas y jeringuillas, dos mecanismos de transmisión a menudo relacionadas epidemiológicamente. No es solo que los usuarios de drogas por vía parenteral puedan practicar sexo sin protección, también pueden hacerlo de forma comercial para conseguir dinero para las drogas», escribe Karim.

A este investigador surafricano le llama mucho la atención que los beneficios de la terapia antirretroviral no se notaran hasta los tres años de inicio del estudio, precisamente cuando había descendido considerablemente el porcentaje de participantes que seguían inyectándose drogas (hasta el 18%), lo que apoya la tesis de que la reducción haya venido más por la vía sexual.

En esta línea, el vocal de la Sociedad Española Interdisciplinaria del sida (SEISIDA) Juan Carlos López Bernaldo de Quirós explica a ELMUNDO.es que el dato sin duda llama la atención. Además, comenta, aunque el estudio cuenta con una participación importante, el perfil de usuarios de droga por vía parenteral es «distinto al que se observa en España», donde sería difícil detectar una reducción tan significativa en el consumo de drogas en tan solo tres años.

Respecto a la posibilidad de trasladar este hallazgo a España, el especialista lo pone muy en duda con la situación de crisis actual. El tenofovir, apunta, está aún bajo patente. Pero, más allá de ello, hay una gran diferencia entre Tailandia y España en este sentido. En el país asiático, comenta López Bernaldo de Quirós, «aún está prohibido repartir jeringuillas o agujas para prevenir la transmisión del VIH», algo que en España «se supone que está cubierto».

El experto, sin embargo, se adelanta a otra posible pega para el uso de esta forma de prevención. «A priori, se podría sospechar que administrar un fármaco diario sin tener la infección podría llevar a mutaciones de resistencia si finalmente se adquiere el virus. Sin embargo, se ha visto que no se desarrollaban dichas resistencias», señala.

López Bernaldo de Quirós subraya también otra característica del trabajo: los que obtuvieron unos niveles de protección más altos fueron aquellos participantes que tomaron el medicamento al menos cinco veces a la semana, por lo que la adherencia sería otro punto a estudiar en una hipotética aplicación de esta medida preventiva.

Los autores del trabajo sí tienen claro que la PrEP con tenofovir «puede ahora considerarse como parte de un pack de prevención de VIH para las personas que se inyectan drogas», algo que matiza el autor del editorial que concluye: «La introducción de la PrEP debe considerarse solo como un componente adicional a otras estrategias probadas de prevención, como los programas de intercambio de agujas, los de metadona y la promoción del sexo seguro, entre otras medidas».