El cannabis terapéutico no es nada nuevo en la República Checa. Desde hace varios años se habían venido elaborando cremas y ungüentos con cierta dosis de cannabis a nivel artesanal.

En 2012 un grupo de diputados impulsó un proceso legislativo para legalizar el cannabis terapéutico inspirado en normativas vigentes en otros países europeos, como por ejemplo España, Austria, Irlanda y Holanda.

La comunidad médica y especializada del país confirmó que la legalización de la venta del cannabis terapéutico resulta necesaria para el tratamiento de una serie de enfermedades que afectan a un sector significativo de la población.

No obstante, el problema radica en que los medicamentos con cannabis terapéutico son de importación y su precio resulta demasiado alto para los pacientes tal y como advirtiera el presidente del Colegio de Farmacéuticos, Lubomír Chudoba, en declaraciones para la Radiodifusión Checa.

De acuerdo con Chudoba los precios de los productos con cannabis procedentes, por ejemplo de Holanda o Israel, resultan prohibitivos para los pacientes checos, porque son demasiado altos para el mercado local.

Esta situación ha llevado a muchas personas a volver a los remedios caseros o bien a violar la ley, según revela Marie una paciente de Praga que prefirió el anonimato.

“No estoy en condiciones de comprarme ni siquiera un gramo por 11 euros, según dicen ese será el precio en las farmacias. Se trata del doble del precio en la calle y en caso de que lo cultive yo misma sería gratis”.

Un preparado oficial, de los que se planean vender en las farmacias, tiene hasta 30 gramos, lo que llegaría a un precio mínimo de 233 euros, algo que resulta inalcanzable para la mayoría de los pacientes, muchos de los cuales viven únicamente de su jubilación.

Además del alto precio de los medicamentos, existe otro impedimento y es que las farmacias todavía no han recibido las licencias correspondientes que les permitan vender productos con cannabis terapéutico.

La República Checa aprobó una ley revolucionaria que le permitió sumarse al reducido grupo de países que apoyan la venta de fármacos con cannabis, pero los enfermos que disponen de recetas médicas no pueden hacerlas efectivas ya que las farmacias no tienen los medicamentos y cuando los tengan serán demasiado caros.