Ya se sabe que el SIDA ha tenido una importante vía de contagio en la práctica antaño muy común entre drogadictos de compartir agujas, pero más allá de esta relación indirecta entre drogas inyectables y contagio del SIDA no se ha investigado mucho sobre qué efectos pueden tener las drogas en las defensas del cuerpo contra el virus del SIDA.

La situación ha comenzado a cambiar gracias a un nuevo estudio realizado por especialistas de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en el que se ha examinado cómo afecta la cocaína a una población de células inmunitarias llamadas células T CD4 quiescentes, las cuales son resistentes al virus que causa el SIDA.

Los resultados de este estudio indican que la cocaína hace que las células se vuelvan más susceptibles a la infección con el VIH.

Lo más sorprendente es que los cambios que la cocaína indujo en estas células durante los experimentos fueron mínimos, y pese a ello bastaron para promover la infección.

El equipo de Dimitrios Vatakis, profesor de medicina en la división de hematología y oncología de la Escuela David Geffen de Medicina en la UCLA, ha comprobado que la cocaína produce sus efectos directamente, induciendo cambios mínimos en la fisiología de estas células y utilizando las mismas vías que usa para actuar en el cerebro.

Para el estudio in vitro a lo largo de todo un año, los investigadores recolectaron sangre de donantes humanos sanos y aislaron células T CD4 quiescentes. Expusieron estas células a la cocaína, y entonces las infectaron con VIH. Después tomaron muestras, a diferentes intervalos de tiempo, para determinar la susceptibilidad de las células a la infección en diferentes etapas del ciclo vital del VIH, comparando las células infectadas con las que se dejaron como muestra de control sin tratar.

El equipo de Vatakis constató que una exposición a la cocaína durante tres días volvió más susceptibles a las células a la infección por VIH, por medio de la estimulación de dos receptores en las células, conocidos como Sigma1 y D4. Los hallazgos sugieren que el uso de cocaína incrementa la cantidad de células T que pueden ser infectadas por el virus en el cuerpo humano.

Los investigadores advierten que habrá que investigar más antes de poder extraer conclusiones definitivas e inequívocas de estos hallazgos. Conviene tener en cuenta que el estudio se ha basado en un modelo de exposición aguda (es decir, breve) a la cocaína; en cambio, los drogadictos típicos son usuarios crónicos que consumen la droga a lo largo de un período muy superior a unos días. Los investigadores tienen, sin embargo, datos obtenidos con modelos animales que respaldan lo observado en las células humanas.

En la investigación también han trabajado Sohn Kim, James Jung, Dhaval Dixit, Robert Rovner Jr., Jerome Zack y Gayle Baldwin, todos de la UCLA.