¿Por qué los adolescentes son tan vulnerables a las adicciones? La preocupación de padres y familiares por el consumo creciente de sustancias tóxicas entre los chicos y las chicas necesita respuestas. Comprender los mecanismos, no sólo emocionales, que permiten a los más jóvenes quedar atrapados en las drogas es un recurso más que permite estar alertas, trabajar en la prevención o detectar rápidamente el problema para buscar ayuda. La adolescencia se anticipó y se prolongó. Sin dudas es una etapa de vulnerabilidad hoy mucho más compleja y que resulta suceptible al consumo de estupefacientes. Las estadísticas indican que muchos chicos prueban la marihuana y la cocaína a partir de los 14 años.

El alcohol y el tabaco, antes. Los seres humanos nacemos con aproximadamente 100 millones de neuronas y durante los primeros doce meses de vida el cerebro crece y se desarrolla rápidamente. Este proceso de crecimiento acelerado, sin embargo, va seguido de otro denominado poda que funciona bajo la premisa: «si no lo usa, lo pierde». El ciclo se repite una y otra vez a lo largo del tiempo de desarrollo, incluso durante la adolescencia, según explicó la psiquiatra Carolina Bergoglio, responsable del programa de Desintoxicación de Sanatorio Diquecito, un espacio que funciona en Córdoba y que trabaja entre otros temas en la rehabilitación de adicciones.

Algo que muchas veces no conocen los adultos, es que muchos de los cambios que experimentan los adolescentes se dan luego de los 18 años y que la maduración del cerebro se completa alrededor de los 25. «Todos los procesos que se dan ocurren en todo el cerebro siendo el área prefrontal la que más se demora en su consolidación», destacó. Estos procesos orgánicos se encuentran «fuertemente influenciados por las experiencias y el entorno en el que está inmersa la persona. De esta manera, si durante su fase de desarrollo el niño/adolescente estudia o realiza deportes, las células, conexiones y áreas cerebrales relacionadas con estas actividades se verán fuertemente reforzadas.

En cambio, si el menor pasa demasiadas horas tirado en un sofá o en su cama o permanece mucho tiempo frente al televisor o video juegos serán las células relacionadas con estas actividades las que sobrevivirán frente a aquellas que no se utilizan». ¿Qué pasa durante la adolescencia con la maduración del cerebro? «Los avances tecnológicos a nivel médico abrieron ventanas del cuerpo humano a las que antes no se accedía y esto permitió descubrir que en la adolescencia el cerebro se moldea para siempre y que es una fase de maduración cerebral en la que se producen importantes cambios estructurales y funcionales».

Estos cambios afectan básicamente a estructuras cerebrales que conforman el Sistema Cerebral de Recompensa, un conjunto que determina cuestiones tales como la atención, la memoria de trabajo, la capacidad de juicio, la planificación de la conducta y modulación emocional, el procesamiento y almacenamiento de las reacciones emocionales y el control de la coordinación física y motora, entre otras. Lo cierto es que el uso de sustancias psicoactivas durante esta etapa de desarrollo es alto. De hecho, las adicciones comienzan por lo general en la adolescencia:

– Alcohol: 13 años
– Tabaco: 13 años
– Marihuana: 14 años
– Cocaína:14 años

«Este período de contacto inicial con el alcohol y/o drogas se da en individuos que aún se encuentran en plena fase de su desarrollo cerebral. Si bien se trata de jóvenes físicamente capacitados para hacer muy bien un sinnúmero de proezas (gracias a un cerebelo casi adulto), el proceso de maduración aún no está completo», enfatizó la médica.

El adolescente interpreta sus emociones con la amígdala (una de las partes más primitivas de su cerebro) la cual no sabe asimilar ciertas señales sociales. «En otras palabras, la parte de su cerebro capaz de juzgar algo como inapropiado y modificarlo está en plena construcción y lo seguirá estando por los próximos años». El resultado final de esta conjunción de eventos es la potencial aparición de una generación de adultos jóvenes que se caracterizan por presentar:

– Mayor propensión al riesgo y a conductasimpulsivas.
– Mínima consideración de las consecuenciasnegativas de ciertas acciones.
– Pobre capacidad de planificación y juicio.
– Baja tolerancia a la frustración.

A esta situación de mayor vulnerabilidad se suma la realidad que este nuevo adulto joven debe enfrentar los desafíos, demandas y responsabilidades que esta etapa conlleva, con los éxitos y fracasos asociados a ellos. «Las personas que ya han recurrido previamente a sustancias psicoactivas se ven incentivados a profundizar su consumo como vía de escape para poder sobrellevar las exigencias procurando generar placer y/o evitar el dolor», explicó Bergoglio.

La historia posterior es ya conocida por todos, y así los efectos de la adicción suelen consumir vidas completas, llegando a puntos a veces irreversibles. «La dependencia a sustancias psicoactivas es un trastorno crónico recidivante, con una base biológica y genética, y que no se debe únicamente a la falta de voluntad o de deseo de abandonar el consumo», dijo. Pero existen intervenciones eficaces, tanto farmacológicos como conductuales, para tratar la dependencia a sustancias».

Bergoglio enfatizó: «La voluntad no es suficiente a la hora de querer poner fin a una adicción. Se requiere de un profundo abordaje profesional que no sólo ayude a la persona a dar el paso hacia un cambio de vida, sino que además complemente el tratamiento con medicación y con un abordaje multidisciplinario acorde para el abandono de la adicción y el sostenimiento de los logros». Muchos padres niegan la realidad de sus hijos, algo natural, pero las señales están allí pidiendo a los gritos ser vistas. La adicción, según la Organización Mundial de la Salud, es una enfermedad física y emocional que debe ser abordada integralmente, y sin perder tiempo.