Una propuesta didáctica busca mostrar a los jóvenes de educación básica media que las consecuencias del consumo excesivo de alcohol en el cuerpo humano no son «carreta».

La licenciada Mónica Patricia Báez, candidata a magíster en Enseñanza de las Ciencias intentó dar respuesta a dos inquietudes: ¿cómo enseñar fisiología humana? y ¿cómo reducir el consumo de alcohol entre los jóvenes?

El resultado de dicho ejercicio es su trabajo de maestría titulado: «Diseño de una estrategia didáctica para la enseñanza de la fisiología humana centrada en los efectos del consumo de alcohol, dirigida a estudiantes de básica secundaria».

«Lo que propongo es enseñar fisiología humana en el aula de clase, a partir de una realidad social, como el consumo de alcohol. Por medio de módulos temáticos, se exponen los fundamentos teóricos de la fisiología humana y los efectos del alcohol en los principales órganos del cuerpo, para finalmente comprender los efectos perjudiciales del alcohol y prevenir su consumo», explica Báez.

Para la licenciada es evidente que las estrategias o herramientas educativas utilizadas para prevenir el consumo de alcohol entre la población, especialmente la más joven, no están surtiendo efecto y ellos continúan sometiendo sus organismos a prácticas poco saludables, constituyendo un riesgo constante para su salud.

Según la colección Estadísticas sanitarias mundiales, una recopilación anual que la Organización Mundial de la Salud prepara a partir de los datos sanitarios de sus 194 estados miembros, en Colombia las personas mayores de 15 años consumieron 6.6 litros (per cápita) de alcohol en el año 2013.

Se trata de una cifra alarmante si se tiene en cuenta que Colombia es el tercero de los países de América Latina con mayor consumo de alcohol entre su población más joven, después de Venezuela y Brasil.

Este panorama que se da a nivel macro lo ha experimentado Mónica Báez en su actividad como profesora en el municipio de San Antonio del Tequendama (Cundinamarca).

«Suele ser normal ver jóvenes de 12 años consumiendo alcohol en ferias y fiestasde la región, muchas veces con el beneplácito de sus progenitores», relata la joven docente quien en la actualidad está aplicando su propia herramienta en las clases que dicta en la Institución Educativa Departamental Mariano Santamaría (IED) de dicha población.

«A muchos de mis alumnos, por ejemplo, les suena como un discurso repetitivo escuchar que el consumo de alcohol es malo o que el exceso de alcohol es perjudicial para la salud, pero no tienen ni idea de por qué», señala.

Por eso, aprovechando las bases científicas de lo que causa realmente el alcohol, ha diseñado este esquema que contiene dos partes: aspectos generales de las bebidas alcohólicas (conformada por dos módulos) y fisiología humana y efectos del consumo de alcohol (conformada por seis módulos).
En estos módulos se abordan temas como ¿por qué el sistema digestivo no funciona bien cuando las personas toman licor?, ¿la cerveza realmente es buena para los riñones? o ¿seguro que esto no te va a pasar a ti?

«No es suficiente decirle a los jóvenes que no consuman alcohol, hay que decirles por qué. Por eso, mi propuesta se apoya en una base científica de lo que causa realmente el consumo de alcohol. Los alumnos deben saber que hay gente especializada en todo el mundo investigando sobre esta realidad que afecta a la juventud en todas las latitudes», concluye Mónica Báez, para quien uno de los aportes más importantes de su propuesta es que puede ayudar a generar conciencia del autocuidado en los jóvenes colombianos.