Es difícil imaginarse que lo que empieza con un regalo de Papa Noel o de los Reyes Magos en Navidad, como es un móvil de última generación, un Ipad o una tableta, entre muchos otros dispositivos tecnológicos con fácil acceso a internet existentes, puede desembocar en una seria adicción a los pocos meses.

Pero no una adicción cualquiera o mal normalizada por la sociedad, como puede ser la de estar todo el día pendiente de los amigos en el móvil en el popular whatsapp, que también tiene sus riesgos, sino más un problema que deriva en una ludopatía o adicción a los juegos electrónicos de azar, a las apuestas «on line». Algo que empieza a ocurrir con más asiduidad de lo que parece para zozobra de los padres que nunca hubieran imaginado que ese regalo ilusionante y cargado de buenas intenciones pudiera derivar en un problema serio de salud mental para sus hijos. Pero ocurre. Y así lo han detectado y ahora denuncian desde la Fundación Proyecto Hombre de León, donde en los apenas dos meses y medio que llevamos de año ya han recibido catorce peticiones de ayuda para recibir tratamiento y corregir una ludopatía, la mayoría adolescentes, cuando en todo el pasado año atendieron a una treintena de personas. «Hemos detectado que los problemas con el juego están afectando a tres jóvenes por cada adulto, pero además la edad media de cada adulto que nos pide ayuda es cada vez más joven, de entre 21 y 23 años», advierte a este periódico Jorge Peña, presidente de Proyecto Hombre León, preocupado por la facilidad de caer en este tipo de adicciones «porque se juega en la intimidad de tu propia casa o habitación, y fuera del control de nadie que pueda advertirte o que te prohiban la entrada, como ocurre en los bingos y casinos». Peña lamenta que la Ley del Juego no pone solución a este problema, y avisa de los problemas económicos e incluso penales que se pueden derivar de esta adición al juego, «que pueden llevar al joven a realizar cosas que en una situación estable no haría, como robar», señala, tras advertir a los padres de los riesgos de banalizar este problema, «que no se soluciona con dos broncas en casa».

Pero también tiene claro que hay solución, y que en el caso de la ludopatía «on line» la terapia del Programa «Azahar» que ellos ofrecen es más efectiva y se reincide menos que en otras adicciones como pueden ser las drogas o el alcohol. En concreto, según Peña siete de cada diez pacientes atendidos por una ludopatía han salido de ella, e incluso muchos -apunta- colaboran como voluntarios con ellos ayudando a otras personas.

Un Programa que lleva quince años funcionando con muy buenos resultados; que cuenta con un plan educativo y terapéutico de un año de duración; en el que existe un seguimiento cuando acaba; y en el que la familia, ya sean padres, hermanos e incluso la pareja del paciente, juegan un papel protagonismo.