El diagnóstico de una neumonía lipoidea en un paciente consumidor de cigarrillos electrónicos ha abierto el debate de los riesgos de estos productos. Los médicos alertan de que no son inocuos mientras que los productores insisten en que son menos dañinos que el tabaco. Sin estudios serios sobre el tema, lo que los especialistas empiezan a notar en sus consultas es el consumo dual de los cigarrillos tradicionales y los denominados e-cigar y que también cada vez son más las personas que quieren dejar de fumar y de vapear.

Más adictiva que la heroína y similar a la cocaína, la nicotina es una sustancia que engancha a la mayoría de los que la consumen. Su acción sobre los circuitos responsables del control del placer y de los fenómenos de recompensa, origina cambios en el comportamiento relacionados con la compulsión y la dependencia. Esta alteración cerebral no es exclusiva del tabaco, los cigarrillos electrónicos también generan adicción. Pero, ¿quién es capaz de reconocerlo?

Félix o José Manuel son vapeadores con un objetivo muy claro: dejar de fumar y de vapear pero, de momento, ninguno ha conseguido esto último. «Soy fumador de una cajetilla de tabaco diaria desde los 13 años y tengo 54. He intentado dejarlo varias veces y en la última ocasión, cuando me recetaron unas pastillas, mi hija pensó quevapear me podría ayudar. A mí me ha ido de maravilla. Me noto menos cansado, camino mejor y apenas toso. Y he pasado de una dosis de 18 mgr/ml de nicotina a cero, aunque a veces la intercalo con una dosis de 6 mgr/ml. No me siento enganchado, creo que lo puedo dejar, aunque no me quiero obligar. Los llevo siempre en el bolsillo yvapeo cuando me apetece. Supongo que llegará un día en que no me apetezca y que no me preocuparé por ello«, afirma desde Soto de la Marina (Cantabria) José Manuel Valdés.

Pero ese falso control es lo que denuncia su médico, Fernando Martín, de la Unidad de Deshabituación Tabáquica del Servicio Cántabro de Salud: «José Manuel y yo habíamos puesto una fecha para dejar los cigarrillos electrónicos, ya hace un mes y medio que tendría que haber parado. Eso fue lo que nos marcamos en la consulta pero en la última cita no apareció. Hoy me ha dicho por teléfono que cuando el e-cigarse queda sin batería, le quita algún cigarrillo a su mujer».

Aproximadamente, entre el 60% y el 70% de los fumadores son dependientes a la nicotina. «Además de la adicción a esta sustancia, está también la dependencia gestual. José Manuel se siente más seguro cuando tiene algo en la mano», explica Martín quien espera a la próxima cita en abril para ver cómo ha evolucionado. «Esto es algo nuevo para los médicos. No sabemos con qué nos vamos a encontrar.Lo que sí vemos es a más personas que consumen los dos productos«.

Félix empezó fumando y vapeando. Este periodista, que ha intentado en numerosas ocasiones dejar el tabaco, siempre ha recaído. «Estoy permanentemente quitándome de fumar. Llevo un tiempo vapeando y he conseguido reducir la dosis de 12 mg a seis. Lo bueno es que tienes más posibilidad de vapear que de fumar. Además, entiendo que haya personas que se enganchen por los gestos, y que estén todo el día con estos cigarrillos, es como una golosina con la que tiendes a estar todo el rato. A mí me pasa, en casa no fumaba prácticamente y ahora sí vapeo, También lo hago en mi despacho del trabajo. Además, tiene el peligro de que no se acaba tan rápido como el cigarrillo normal. Pero, sí que noto mejoría física: toso menos, respiro mejor, estoy más ágil… Aunque es cierto que veo que es un peligro y de que hay riesgo de cambiar una adicción por otra».

Esa creencia es un error, apunta Pedro Cátedra, presidente de la Asociación Nacional Española de Vapeadores (ANEV), «hay más de 200 estudios que muestran que es el mejor método para dejar de fumar. Pero lo que ocurre es que los médicos están comprados por las farmacéuticas que temen no vender pastillas para dejar de fumar. Además, ellos reciben comisiones en función de los medicamentos que recetan, todo el mundo sabe esto», asegura restando importancia al caso de neumonía diagnosticado en Galicia.

Pero Carlos Jiménez, director del programa de investigación de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), insiste en que en EEUU se han registrado ocho casos de neumonías en usuarios de e-cigar. «Las sustancias presentes en el vapor no son inocuas, el propilenglicol genera inflamación bronquial y asma en niños y la glicerina, neumonía. Y, de momento, no estamos viendo personas que dejen de fumar por estos cigarrillos». De hecho, el paciente gallego, que ya ha sido dado de alta, ha vuelto a fumar tabaco convencional.

Vía de inicio de los jóvenes al tabaco

El boom de los e-cigar lleva meses en España pero, en otros países, como Estados Unidos o Nueva Zelanda estos productos llevan años consumiéndose. Con esta experiencia se pueden extraer más conclusiones, señalan los expertos. Un estudio de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, realizado en 2012, evidenció que en dos años el consumo de estos productos en jóvenes de 12 a 18 años se duplicó, alcanzando los 1,7 millones de estudiantes los que alguna vez habían vapeado. «Es preocupante el impacto negativo que puedan tener en el desarrollo cerebral del adolescente, al igual que el riesgo de la adicción a la nicotina y la influencia que estos ejerzan en el inicio al consumo de cigarrillos convencionales», concluía este trabajo. Entre los efectos adversos que la FDA, la agencia que regula los medicamentos en EEUU, ha registrado por el uso de estos productos están la neumonía, la insuficiencia cardiaca congestiva, convulsiones, desorientación, hipotensión y otros problemas.