Nuestra forma de beber empieza a parecerse más a la de los países del Norte de Europa que a los países mediterráneos. Los datos de la última Encuesta Nacional de Salud muestran cómo España está abandonando el patrón tradicional de consumo de una copa de vino o cerveza diario por los atracones de alcohol del fin de semana con bebidas de alta graduación. De este cambio tienen gran parte de culpa los más jóvenes «que beben de forma diferente», se asegura en la encuesta.

Siete de cada diez copas son de vino en un consumidor de más de 65 años, pero las nuevas generaciones beben casi a partes iguales cerveza y combinados (cubatas, gin tonics…) de bebidas con alta graducación. Este patrón típico anglosajón que han adoptado los menores de 25 años ya ha conseguido que el alcohol consumido el fin de semana sea casi veinte veces mayor que los días laborables.

Las nuevas costumbres son evidentes entre la población más joven, de 15 a 25 años, pero en general en todos los grupos de edad estudiados se muestra un cambio de tendencia. La ingesta de alcohol (al menos un día a la semana) ha caído diez puntos en cinco años. Ha pasado del 48 por ciento de 2006 a un 38 por ciento de 2011, fecha en la que se recogen los últimos datos de la Encuesta Nacional de Salud.

Más intenso

En este nuevo patrón, las mujeres también están asumiendo conductas de mayor riesgo. El estudio muestra un escenario conocido en el que los hombres beben más cantidad y con más intensidad que las mujeres. Del 65,6 por ciento de la población que reconoce haber bebido alcohol alguna vez en el último año, el 77,5 por ciento eran varones y el 54,3 mujeres. Apenas hay diferencias por sexos en todas las edades, salvo en el grupo de menor edad.

En términos poblaciones, en España hay 645.145 personas mayores de 15 años que beben una cantidad considerada peligrosa para su salud. Este consumo de riesgo también es mayor en los varones en todas las edades, excepto entre las de menor edad. Entre los 15 y los 25 años, el 2,4 por ciento de las chicas declara un consumo de bebidas alcohólicas por encima del umbral de riesgo, más del doble que ellos.

«No hay dosis segura para adolescentes»

«Claramente las mujeres están reproduciendo el patrón masculino. Lo hicieron con el tabaco y ahora lo vemos con el alcohol», explica Gabriel Rubio, profesor de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre de Madrid y experto en alcoholismo. A largo plazo, los datos de la encuesta obtenidos en el grupo de menor edad muestran cómo serán las costumbres de gran parte de la población, señala Rubio. A corto plazo, le inquieta las consecuencias que el alcohol tiene en la salud de los adolescentes.

«Nos deben preocupar las borracheras de fin de semana de los chavales, pero debe quedar claro que no existe una dosis de alcohol segura para los adolescentes. Como las embarazadas, no deberían beber nunca», advierte el especialista. El sistema nervioso no termina de madurar hasta los 25 años «y hasta entonces no se puede garantizar que el consumo de alcohol afecte a su desarrollo. El alcohol mata neuronas, afecta a su rendimiento escolar, a su desarrollo psicológico y también les pone en riesgo en la carretera». Gabriel Rubio abogaría por que la próxima ley del alcohol que prepara el Gobierno considere elevar la edad legal de consumo más allá de la mayoría de edad. «Al menos, hasta los 21 años, como hace Estados Unidos», apunta.

Más atracones en Extremadura y Aragón

La encuesta deja un perfil socioeconómico y territorial del bebedor. En una sociedad en la que el 34,4% se declara abstemio, la prevalencia del consumo es mayor en las clases altas y con estudios universitarios, sobre todo en mujeres. Solo se observa una ingesta en cantidad de riesgo para la salud en las clases económicamente más desfavorecidas.

También hay diferencias notables entre comunidades autónomas. En las comunidades del norte y del este peninsular es mayor la prevalencia de personas que han bebido en el último año. Cantabria y Aragón son las comunidades donde más se bebe frente a Castilla-La Mancha y Extremadura con menor prevalencia. Si se busca donde se practica más el atracón de alcohol de fin de semana (binge drinking»), el mapa es diferente: Extremadura, Aragón y Castilla y León lideran las comunidades con mayor consumo frente a Baleares.