La disfunción eréctil (DE) puede entenderse como la incapacidad para conseguir o mantener una erección con la suficiente rigidez como para llevar a cabo relaciones sexuales satisfactorias. Hasta hace unos años, se consideraba a la DE como un problema de origen psicológico en un 75-95% de los casos, sin embargo hoy día se sabe que en gran parte de los casos existían razones de tipo orgánico. Actualmente se clasifica la DE como: orgánica, psicógena o mixta, entendiéndose por orgánica aquella que es exclusivamente causada por un problema físico, la psicógena aquella causada por un problema psicológico, y la mixta por la influencia de las dos anteriores. Entre los diferentes aspectos psicológicos que pueden afectar a la DE se encuentra la ansiedad y el hecho de tener una actitud sexual restrictiva; y entre los componentes físicos, se encuentra, entre otros, el consumo de sustancias adictivas.

Siguiendo una de las líneas de investigación del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología (analizar la influencia de las drogas en la sexualidad humana), se llevó a cabo un estudio para analizar la respuesta eréctil en personas drogodependientes, comparándola con la respuesta sexual de personas no adictas, y analizando al mismo tiempo la influencia de la ansiedad y de las actitudes sexuales.

Para ello se contó con 1.007 hombres y con la participación de 28 centros de tratamiento para drogodependientes repartidos en todo el territorio nacional. A los participantes se les consultó sobre el tipo de drogas que habían consumido y se les administraron unos cuestionarios para descubrir cómo era su respuesta sexual, sus niveles de ansiedad y su actitud ante la sexualidad (si tenían una actitud restrictiva o liberal sobre la sexualidad).

Al consultar por el tipo de sustancia consumida, la mayoría de los participantes informaron que habían consumido cocaína, bien de forma aislada (50,92%) o bien combinada con alcohol (11,14%) o con heroína (8,65%). El resto de participantes había consumido otro tipo de sustancias: alcohol (12,54%), heroína (4,97%), cannabis (2,38%), fármacos estimulantes (1,73%), fármacos depresores (0,43%), y la combinación de 3 o más sustancias (7,24%).

Los resultados del estudio arrojan varios datos interesantes. El primero de ellos es que los hombres que han sido consumidores de sustancias adictivas presentan disfunción eréctil en un porcentaje mayor (un 20,84% más) que los hombres que no han sido consumidores. Esto confirma lo que ya se sabía de trabajos anteriores, sobre cómo afecta el consumo de drogas a la respuesta sexual en general y a la respuesta eréctil en particular. Nuevamente se confirma que las drogas no son una buena opción cuando se pretende mantener relaciones sexuales.

Cuando se analizan los datos en función de la droga consumida, también se descubre que los hombres que han consumido sustancias depresoras (por ejemplo, alcohol) tienen más probabilidades de presentar DE que los hombres consumidores de sustancias estimulantes (por ejemplo, cocaína). Como se desprende de estos resultados, el alcohol puede ser útil para que el hombre se desinhiba y aumente su deseo, pero luego le perjudica notablemente a la hora de llevar a cabo el encuentro sexual.

Otro aspecto destacado es cómo afecta el periodo de abstinencia del consumo de drogas a la respuesta eréctil. Podría pensarse que si el consumo de drogas afecta negativamente a la sexualidad y puede provocar disfunción eréctil, el cese de dicho consumo haría que la respuesta sexual mejorara. Pues los resultados indican justo lo contrario, es decir, la respuesta sexual no mejora con el periodo de abstinencia. Esto es debido a que, como se indicó anteriormente, la DE puede ser orgánica o psicógena, y en estos casos la DE puede pasar, de ser un problema orgánico (de consumo de drogas), a ser algo psicógeno, ya que los comportamientos adquiridos durante la época de consumo se mantienen una vez que el organismo elimina totalmente la droga. Estos resultados deberían ser tenidos en cuenta por los centros de tratamiento al drogodependiente para instaurar programas terapéuticos específicos para las disfunciones sexuales, mejorando de esta forma la calidad de vida de los pacientes, y evitando las recaídas en el consumo de drogas.

Respecto a las actitudes sexuales, los resultados indicaban que las personas drogodependientes tenían peores actitudes sexuales que los no drogodependientes. Se sabe que las actitudes sexuales tienen una alta relación con la satisfacción sexual, es decir, cuanto más satisfecha se encuentre una persona con sus relaciones sexuales, más placenteras le resultarán y más ganas tendrá de volver a tener otro encuentro sexual. Por otra parte, si tiene episodios de disfunción eréctil, el hecho de pensar en volver a tener un encuentro sexual le puede generar ansiedad por temor a un nuevo «fracaso». Este círculo en el que entran los hombres con disfunción eréctil es el que justifica que los consumidores de drogas tengan peores actitudes sexuales que los no consumidores.

Finalmente, y como era esperable, los hombres drogodependientes presentaban mayor ansiedad que los no drogodependientes. La ansiedad se encuentra normalmente presente en el periodo de abstinencia de drogas. Son diversos los autores que señalan a la ansiedad como elemento responsable del mantenimiento de las disfunciones sexuales, y es uno de los aspectos principales a trabajar en terapia sexual.

Dada la importancia de la mejora en el tratamiento al drogodependiente, desde el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología se continuará con esta línea de investigación, esperando arrojar nuevos resultados en fechas próximas.

El artículo completo puede encontrarse en la Revista Journal of Clinical and Health Psychology:

Del Río, F.J.; Cabello, F. y Fernández, I. (2015). Influence of substance use on the erectile response in a simple of drug users. International Journal of Clinical and Health Psychology, 15 (37-43).