«Lo he dicho en varias instancias: ¿Cómo llego como presidente donde un campesino que siembra marihuana, y le digo que lo voy a meter a la cárcel porque está sembrando, mientras que en muchos países del mundo, en varios estados de los Estados Unidos, esa marihuana es legal, cada vez más tolerada?», preguntó el primer mandatario en su intervención ante la Conferencia Internacional de Control de Drogas, que se lleva a cabo en Cartagena.

Sin embargo, Santos dejó claro que ese camino no lo andará Colombia sin un consenso internacional previo, por lo que les pidió a los asistentes -delegados de 127 países y de organismos antidrogas de Estados Unidos y Europa- que le acompañen en su propuesta de revisar la política mundial en el marco de las Naciones Unidas, que sesionará en 2016 para tratar el tema.

«En 1961, cuando se suscribió la Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes, el mundo inició una guerra que hoy, 54 años después, tenemos que reconocer que no hemos ganado», dijo el presidente, enfatizando en que ese nuevo enfoque «debe ser el resultado de una discusión rigurosa, basada en evidencias, liderada por expertos y, sobre todo, despojada de prejuicios políticos e ideológicos».

En ese sentido, dijo que una parte esencial de la superación del narcotráfico como combustible de la guerra pasa por las conversaciones que mantiene su gobierno con las Farc en Cuba. «Si se firma la paz, lograremos que la contraparte, el adversario, que se lucra del narcotráfico, que defiende el negocio, sea parte de la construcción de esa solución. Y seríamos, sin duda, un modelo ante el mundo».

Y señaló que ante la suspensión de las aspersiones con glifosato, insistirá en la erradicación manual y en la sustitución de cultivos, «que, tenemos que reconocerlo, nunca la hemos tenido realmente, y que no solo ofrezca una alternativa productiva a los campesinos que dejen de sembrar coca, sino que garantice mejores condiciones de vida a las comunidades, con una presencia estatal más pertinente», concluyó.