Los resultados arrojados por un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertan sobre el fuerte aumento del consumo de alcohol en los países de América Latina y el Caribe. La bebida estrella de los eventos sociales y otras ocasiones festivas, amenaza ahora con transformarse en un problema de salud pública.

En la región, el consumo por persona está 2,2 litros por encima del promedio mundial, con un total anual per cápita de 8,4 litros de alcohol puro.

El porcentaje de hombres con episodios de consumo alcohólico excesivo (cuatro o cinco bebidas al menos una vez por mes) saltó de 18 a 30 entre 2005 y 2010. Aunque el incremento sea menor en el caso de las mujeres, no deja de ser notable con 13 por ciento en 2010 contra 4,6 por ciento cinco años antes.

«Algo está cambiando en Latinoamérica», explicó a BBC Mundo Maristela Monteiro, asesora principal en abuso de sustancias y alcohol de la OMS. «Nunca hubo una fuerte cultura de consumo en la región, pero el desarrollo económico y nuevos valores importados de la globalización está haciendo que el consumo excesivo y abrupto sea una tendencia», aseguró la asesora.

Acorde con el informe divulgado por el organismo de salud, el trío de cabeza de los países de la región que más consumen alcohol está conformado por Chile con 9,6 litros per cápita, Argentina con 9,3 y Venezuela con 8,9 litros.

Siguen en el ranking, por orden de mayor a menor consumo: Paraguay (8,8 litros), Brasil (8,7), Perú (8,1), Panamá (8), Uruguay (7,6), Ecuador (7,2), México (7,2), República Dominicana (6,9), Colombia (6,2), Bolivia (5,9), Costa Rica (5,4), Cuba (5,2), Nicaragua (5), Honduras (4), Guatemala (3,8) y El Salvador (3,2).

Sobre las razones del cambio de hábitos en la región, Monteiro explicó a BBC Mundo que, como resultado del desarrollo de las cadenas de distribución, el alcohol llega ahora a todas partes. «Y tampoco es desdeñable la presión que la industria sabe ejercer sobre los gobiernos para que los precios estén bajos y no haya regulaciones», argumentó.

Las consecuencias del consumo excesivo de bebidas alcohólicas se miden en vidas humanas. Según destaca el informe, la muerte de unas 300 mil personas en 2012, está relacionada con el alcohol, que contribuye además a unas 200 enfermedades y lesiones.

En ese sentido, Maristela Monteiro señaló que «no hay hábito de tomar una cantidad moderada por gusto o por salud». Y alertó sobre el consumo por parte de los jóvenes, para quienes es «una especie de rito con prestigio social». En 2010, unos 14.000 de ellos, con menos de 19 años edad, murieron en la región por motivos atribuidos al alcohol.