A pesar de que los dueños de estos locales comerciales, por ahora, dudan si sumarse o no a la peculiar iniciativa, «Un simple porro puede ser un simple porro o no. Y se empieza por eso, pero después se sigue», la declaración de las autoridades ha despertado en las personas diferentes posiciones y opiniones al respecto.

La ley marca que ese cannabis, cuyas semillas todavía están evaluándose, se venda en las farmacias que voluntariamente se sumen a la idea y a los ciudadanos que se registren en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca).

El máximo por persona será hasta 40 gramos mensuales y 10 semanales.

Para Alejandro Kurz, propietario de la farmacia Doctor Ocasión de la capital, estos establecimientos son «el camino más lógico» para la venta de este producto, ya que a su juicio se trata de «un medicamento más», por lo que destacó que no tendrá inconveniente en venderlo si los compradores están debidamente autorizados.

Este jueves, y tras un largo periodo de calificación, se anunció que dos son las empresas que producirán y distribuirán, en principio, hasta dos toneladas anuales de cannabis. Unas instalaciones de propiedad estatal en el suroeste del país serán el lugar donde se plantará la droga, que contará con seguridad tanto pública como privada.
Alejandra, una uruguaya de mediana edad, clienta de la farmacia Dársena, reconoce estar de acuerdo con que se legalice la venta del cannabis -que el Gobierno se planteó para luchar contra el narcotráfico y garantizar la salud reduciendo el daño que produce-, así como que sean las farmacias los lugares donde se dispense. «Pero eso sí, tiene que estar todo muy bien controlado, que no vaya a ser un peligro para la gente de las farmacias», confesó la mujer.

El Gobierno explicó que continúa en conversaciones con estos establecimientos y que ya hay un borrador de acuerdo y un acta de entendimiento sobre unos 11 puntos básicos acerca de las condiciones de dispensación y seguridad. «No nos vamos a adherir en lo más mínimo. No estamos obligados a participar», dijeron a Efe desde la Farmacia Matías González de la capital, al considerar que la marihuana «no va en pro de la salud de las personas».

Sin embargo, en una conversación posterior aclararon que su postura finalmente no iba a ser tan tajante porque hay «algunas cosas (previstas en la venta) que no van a seguir de la misma manera», aunque ratificaron que «de momento» no van a vender, ya que «hay que aclarar un montón de cosas».

En este sentido, Bernardo, un cliente del Doctor Ocasión que duda de la idoneidad de «competir» al narcotráfico desde las farmacias,cuenta que no le interesará pedir autorización para comprar marihuana por miedo a perder la privacidad. «No se sabe dónde van a ir a parar esos datos que dicen quién consume y quién no. Y de repente en algún empleo que uno se quiera presentar no queda bien visto (el consumo)», aseveró.

De momento, hasta que se pueda pagar por ella legalmente, dos formas hay ya -con límites- de poder acceder según la ley al cannabis en el país sudamericano, no sin antes cumplimentar un largo trámite burocrático de registro: el autocultivo y los clubes cannábicos.

Ana Ramírez, empleada de Kurz, entre risas, narra que su «jefe» quiere que se deje el cabello largo y rastas, con estilo hippie, para dispensar la sustancia. «Si él decide (que se venda) yo lo voy a hacer. Si es todo para bien que así sea», cuenta la mujer, a favor de que la marihuana se expenda como beneficio medicinal, mediante receta, como también estipula la ley para el futuro.

Consultadas por Efe, fuentes del Centro de Farmacias de Uruguay, uno de los gremios del sector, declinaron hacer declaraciones -como es habitual desde la aprobación de la ley-, aunque señalaron que se trata de un tema «muy delicado» y que de momento «no hay certeza» sobre la venta.

Según Britos, no todos los propietarios y empleados están de acuerdo con la iniciativa, entre los que ella se incluye. «Porque considero que si bien es algo terapéutico o como lo quieran llamar, a modo personal a mí no me lo parece», añadió. No obstante, reconoce que en la zona donde trabaja tiene «unos cuantos» clientes potenciales consumidores de marihuana, pero también muchos que no lo dicen y que también serán, y otros que quizá acudan a ella por motivos de salud.

Acabar con el narcotráfico fue una de las principales razones para que bajo el mandato de José Mujica (2010-2015) se aprobase en diciembre de 2013 una ley que convirtió a Uruguay en pionero en este enfoque de la lucha antidrogas. De momento, la ocasión parece la propicia para que Uruguay, el segundo país más pequeño de Sudamérica, siga dando la vuelta al mundo con su particular revolución verde.