¿Media copa de vino una vez al mes? ¿Un trago de champaña en alguna ocasión especial? ¿Existe algún mínimo de alcohol seguro durante el embarazo? La respuesta es «nada», «cero». Lo único recomendado es la abstinencia.

Así lo asegura un reciente informe de la American Academy of Pediatrics, que asegura que las mujeres, durante los meses de gestación, deben eliminar por completo el alcohol, aclarando una especie de «vacío legal» que existía respecto al tema, luego que varios estudios anteriores no mencionaran una relación directa entre la ingesta moderada de alcohol y futuros problemas cognitivos o de comportamiento del que estaba por nacer.

De hecho, en países como Italia y el Reino Unido, las guías de salud oficiales recomiendan solo reducir el consumo de alcohol y no evitarlo por completo, como lo indica este último estudio médico.

El informe, que fue publicado en internet el lunes pasado y que forma parte de la edición de noviembre de «Pediatrics», aconseja eliminar el alcohol en cualquiera de los tres trimestres que dura la gestación, ya que exponer al feto a éste, estaría vinculado a defectos congénitos y neurológicos.

Por esto, la doctora Janet F. Williams -una de las que dirigió el estudio, titulado «Fetal Alcohol Spectrum Disorders» (Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal), señaló que «la decisión más inteligente que pueden hacer las mujeres embarazadas es abstenerse por completo del alcohol».

Tal como se señala en el informe, entre los desórdenes más comunes que se desarrollan por el consumo de alcohol en el embarazo están los problemas de audición, vista, al corazón y a los riñones. Asimismo, se han registrado casos de dificultades para el razonamiento abstracto, hiperactividad, déficit atencional y complicaciones hasta para procesar la información.

Los niños, cuyas madres bebieron alcohol en el primer trimestre de embarazo tienen 12 veces más posibilidades de presentar estos problemas en su vida. Y las probabilidades aumentan a un 65% si las mujeres consumieron alcohol durante toda la gestación.

La Bibliotena Nacional de Medicina de los EE.UU. identifica como problemas que aparecen con el Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal, dificultades para el aprendizaje y la memoria, para seguir instrucciones, para controlas las emociones y en tareas tan cotidianas como vestirse y comer.

«El síndrome alcohólico fetal es el tipo de trastorno más serio. Las personas con este síndrome sufren de anormalidades faciales que incluyen ojos muy separados y estrechos, problemas de crecimiento y anomalías del sistema nervioso», señala.