Washington.- La administración del presidente Barack Obama reconoció ayer ante el Congreso que Estados Unidos padece una «crisis» por el consumo de heroína y metanfetaminas, y admitió que la red de distribución interna de las drogas en el país es un problema tan grande como los cárteles mexicanos.

«Tenemos una muy seria crisis de heroína y metanfetaminas, Nuestro reto es conjuntarlas de manera que produzca un resultado satisfactorio», dijo el secretario de Estado Adjunto para Narcóticos Internacionales, William Brownfield, ante el Senado.

Para confrontar el problema Brownfield reportó que Estados Unidos y México iniciaron el mes pasado reuniones técnicas sobre el tema y acordaron un «enfoque conjunto» contra la heroína basado en la responsabilidad compartida por la amenaza que representa para ambos países.

De acuerdo con estadísticas oficiales, 120 estadunidenses mueren diariamente a causa de una sobredosis de drogas, un 50 por ciento de las cuales son atribuidas al consumo de heroína y al abuso de medicamentos analgésicos derivados del opio.

«Es lo peor que jamás he visto. La heroína y las metanfetaminas están destruyendo familias y comunidades», dijo al Concilio sobre Control Internacional de Drogas el subdirector de la Administración Federal Antidrogas (DEA), Jack Riley.

Sostuvo que la principal fuente de la heroína y metanfetaminas es el cártel de Sinaloa, de Joaquín «el Chapo» Guzmán, a quien consideró como «el más peligroso narcotraficante del mundo». También recordó que en 2007 éste puso un precio a la cabeza del número dos de la DEA.

Pero el senador republicano por Alabama, Jeff Sessions, sostuvo que para confrontar la amenaza de las drogas se requiere lidiar con el problema del consumo de la heroína y las metanfetaminas entre el público estadunidense, más que en la oferta de las drogas en el exterior.

«No vamos a poder contener este problema en la frontera, no vamos a detener el problema en países extranjeros (…). Necesitamos ver más liderazgo del zar antidrogas. Necesita decirle al público de Estados Unidos: ‘ Las drogas son malas’ «, señaló Sessions.

Estados Unidos tiene una población de 1.5 millones de consumidores de heroína.

Sessions sostuvo que una parte clave para resolver el problema de la distribución de drogas son los menudistas que las venden en las comunidades de Estados Unidos y recolectan el dinero que termina en las manos de los cárteles de otros países.

«Es un problema tan grande como los mismos cárteles», aceptó Riley en reacción a los comentarios de Sessions.

En contraste, la senadora demócrata por California, copresidenta del Concilio, Diane Feinstein, consideró clave reducir el abasto de drogas desde el extranjero.

Al respecto, Riley sostuvo que la prioridad número uno de Estados Unidos para reducir el abasto es «atacar a las organizaciones, desde el distribuidor callejero con una pistola que vende un gramo de heroína hasta el «Chapo» Guzmán, escondido en la montañas de Sinaloa».

Para Brownfield se requiere poner en marcha un programa para la erradicación de la amapola de opio en México.

«Es un tema políticamente sensitivo. Implica golpear a miles y miles de granjas pequeñas. La gente en pequeñas comunidades odia la erradicación, pero hasta que no se haga no habrá un enfoque balanceado», señaló Brownfield.

Pero en su última intervención, Sessions insistió en que la «meta última» de las políticas de Estados Unidos debe ser «reducir la cantidad de drogas usadas por los estadunidense, reducir la adicción y el crimen que conlleva y la destrucción de familias».

«¿Un millón y medio de consumidores de heroína? Esa es una ruta a la destrucción de esas personas», finalizó.