Esta semana se publica en la revista PNAS un estudio internacional liderado por científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) que analiza los orígenes neurobiológicos de la percepción distorsionada que se genera en la mente de las personas durante los juegos de azar.

Estas deformaciones cognitivas están basadas en creencias irracionales que hacen que el jugador sobreestime su probabilidad de ganar dependiendo de lo que observa. En concreto, cuando ocurren los «casiaciertos», que hacen pensar que está a punto de salir el premio, o la denominada falacia del jugador, un pensamiento que a partir de resultados fallidos consecutivos deduce la probabilidad futura de éxito.

El objetivo del trabajo era detectar si alguna región del cerebro está implicada en estas distorsiones cognitivas relacionadas con el juego. Para ello los investigadores solicitaron la ayuda de 60 voluntarios: 16 sanos y el resto con lesiones cerebrales en diversas zonas del cerebro, como la región ventromedial prefrontal, la amígdala o la corteza insular o ínsula.

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