Los adolescentes, por su corta edad o por cuanto se encuentran en una etapa de cambios hormonales en la que empiezan también a tomar decisiones importantes y a mirar por su futuro, son también más inocentes por lo general a la hora de enfrentarse a los problemas cotidianos, además de que banalizan con más frecuencia y quitan la importancia a asuntos tan importantes para su salud y la de los que les rodean como son las drogas, el alcohol o la propia violencia de género.

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