Las personas, en todas las épocas y en todas las culturas, han tomado substancias que tienen efectos sobre cómo se sienten. Para «sentirse mejor» o en algunos casos experimentar sensaciones novedosas. Alcohol, café, tabaco, etcétera, demuestran lo que es una tendencia muy arraigada: conseguir por la vía rápida esos efectos actuando directamente sobre el cuerpo, en vez de conseguirlos tomando la vida como un conjunto.

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