Portugal decidió conmutar en 2001 la cárcel por multa en los casos de compra y posesión de droga para consumo personal de un máximo de 10 días; de delito a violación administrativa. Una situación muy portuguesa que viene a ser está prohibido, pero se puede hacer. 15 años después, el caso portugués se sigue como ejemplo internacional, no tanto por el cambio legal, similar al de países como España, incluso más recatado, sino porque fue acompañado de programas públicos de ayuda a los drogodependientes.

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