Cuando unos padres descubren que sus hijos están consumiendo drogas, las reacciones iniciales suelen incluir sentimientos de culpabilidad, de ira, de vergüenza o incluso, de no querer aceptar la realidad. En medio de este vendaval de emociones, los padres se encuentran solos y sin apoyos, algo que contrasta con la situación de los hijos. Ellos muy probablemente formen parte de un grupo donde se habla abiertamente de drogas y se apoyan unos a otros… muchas veces en contra, precisamente, de los padres.

El tratamiento de drogodependencia se hace imprescindible cuando las drogas se integran en la vida de una persona, de tal manera que la organizan supeditando otras metas vitales como relaciones afectivas estables, mantenimiento de un trabajo, del nivel de estudios o acarreando problemas legales.

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