La Unión Europea (UE) es la región del mundo donde más se bebe, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España «todos los parámetros evolucionan favorablemente y en el ranking europeo estamos por debajo de la media, pero las leves mejoras se producen a un ritmo tan lento que no nos puede complacer», como dice a Verne Francisco Babín, delegado del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas. «Estamos muy preocupados», reconoce cuando habla sobre todo de consumo en adolescentes, donde observa «una permisividad y tolerancia tremendas».

El alcohol, como recuerda Babín, puede derivar en adicción y «es el factor de riesgo modificable» que más enfermedades genera. Pero además de problemas en el sistema digestivo -que afectan sobre todo al hígado- y en el circulatorio -corazón, hipertensión, etc-, su consumo está asociado a accidentes de circulación vial y comportamientos lesivos, como pueden ser peleas y agresiones.

La OMS tiene una herramienta para que calcular si bebemos más de la cuenta, aunque aclara que «la situación ideal para la salud es no beber nada». Babín lo confirma e insiste sobre todo en el riesgo para la población adolescente, para quienes «cualquier alcohol tiene efectos en la maduración y no hay dosis segura».

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